Miles de manifestantes israelíes han salido este miércoles a las calles de Tel Aviv, bloqueando la autopista principal y los cruces del centro de la ciudad en un estallido de ira tras la dimisión forzada del jefe de la Policía de la urbe, Ami Eshed.
Eshed anunció la misma jornada la renuncia a su cargo y calificó la situación como presión política. El jefe policial es conocido por sus desacuerdos con el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, de mano dura, quien exigía que la Policía adoptara una postura más contundente en medio de meses de protestas antigubernamentales.
“Estoy pagando un precio personal intolerablemente alto por mi decisión de evitar una guerra civil”, declaró Eshed.
Los congregados bloquearon la autopista Ayalon y la calle Kaplan, llegando a hacer hogueras. Las fuerzas del orden trataron de dispersarlos con cañones de agua.
En medio de la protesta, un conductor de un BMW gris embistió contra la muchedumbre en Ayalon, después de lo cual fue detenido por la Policía. No se reportaron heridos tras el suceso.
El ministro israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, responsabilizó “por el caos en Ayalon” al sistema policial, “que perdió el control ante los anarquistas” que bloquean la carretera “una y otra vez”. “Nada puede justificar la aplicación selectiva de la ley que se manifiesta en el gran uso de las fuerzas policiales en las manifestaciones derechistas, ultraortodoxas, de los colonos o etíopes”, escribió en su cuenta de Twitter.
Por su parte, representantes del grupo Koach Kaplah, que participa en las protestas, declararon en un comunicado que esta noche “es otro recordatorio para el Gobierno de que el pueblo de Israel no está interesado en la dictadura”, agregando que el país “seguirá siendo una democracia a pesar de las fantasías de Bibi [el primer ministro Benjamin Netanyahu] y Ben-Gvir”. El grupo también vinculó la polémica reforma judicial, emprendida por el Gobierno, con la renuncia del comandante policial.