La Corte Suprema rusa finalmente prohibió este jueves el “movimiento LGBT internacional” y sus filiales en Rusia por extremismo, en pleno giro ultraconservador del país. La decisión allana el camino para emprender acciones legales contra cualquier grupo que defienda los derechos LGTB+ en Rusia.
El juez de la más alta jurisdicción del país, Oleg Nefedov, ordenó calificar de extremistas al movimiento internacional LGBT y sus filiales y pidió prohibir sus actividades en el territorio de la Federación rusa. Nefedov, que leyó su veredicto ante la prensa, precisó que la decisión entraba “inmediatamente” en vigor.
Este es el paso más drástico contra los defensores de los derechos de gays, lesbianas y transgénero en un país cada vez más conservador.
La sesión en respuesta a una demanda presentada por el Ministerio de Justicia, el tribunal calificó lo que la demanda llamaba el “movimiento” LGBTQ+ que opera en Rusia como una organización extremista y lo prohibió, tuvo lugar sin abogados ya que ninguna organización lleva el nombre de movimiento internacional LGBT en Rusia. La vista también se desarrolló a puerta cerrada, debido a que el caso estaba bajo secreto de sumario.
El fallo es el último paso en una década de represión contra los derechos LGBTQ+ en Rusia bajo el presidente Vladimir Putin, quien ha enfatizado los valores familiares tradicionales durante sus 24 años en el poder.
Múltiples activistas de derechos humanos han señalado que la demanda se presentó contra un movimiento que no es una entidad oficial y que, según su definición amplia y vaga, las autoridades rusas podrían tomar medidas enérgicas contra cualquier individuo o grupo que se considere parte de él.
Cualquier actividad relacionada con lo que las autoridades rusas consideran como preferencias sexuales “no tradicionales” podría ahora ser sancionada por extremismo, un delito castigado con duras penas de prisión. Hasta ahora, las personas LGBT+ se enfrentaban a fuertes multas si realizan lo que las autoridades denominan propaganda, pero no a penas de cárcel.
Varios medios de comunicación independientes rusos y grupos de derechos humanos agregaron símbolos de arcoíris a sus logotipos en las redes sociales en solidaridad con la comunidad LGBTQ+.
Amnistía Internacional calificó el fallo de vergonzoso y absurdo y advirtió que podría conducir a una prohibición general de las organizaciones LGBTQ+, violar la libertad de asociación, expresión y reunión pacífica, y provocar discriminación.
Antes del fallo, importantes grupos rusos de derechos humanos presentaron un documento ante el tribunal en el que calificaban la demanda de antilegal, discriminatoria y una violación de la constitución y de los tratados internacionales de derechos humanos firmados por Moscú. Algunos activistas LGBTQ+ dijeron que intentaron convertirse en parte de la demanda, pero fueron rechazados por el tribunal.