Seis expolicías de Londres recibieron el jueves sentencias de prisión suspendidas por compartir mensajes ofensivos y racistas en WhatsApp, incluidas referencias a Meghan, la duquesa de Sussex y otros miembros de la familia real.
En una declaración tras la audiencia de sentencia, el comandante James Harman, que dirige el Comando Anticorrupción y Abuso de la Policía Metropolitana, dijo que “el contenido racista y discriminatorio de estos mensajes es absolutamente espantoso”.
“Dado que los acusados alguna vez sirvieron como agentes de policía, reconocemos que este caso puede dañar aún más la confianza en la policía”, dijo Harman.
Los seis agentes, todos ellos retirados, fueron acusados tras una investigación del programa Newsnight de la BBC que descubrió que los hombres enviaron los mensajes entre agosto de 2018 y septiembre de 2022, período en el que todos habían dejado la policía.
Tres de los mensajes incluían comentarios racistas sobre Meghan, la esposa del hijo menor del rey Carlos, el príncipe Harry. La madre de Meghan es negra y su padre es blanco.
Uno de estos mensajes también incluía una foto de la difunta reina Isabel y su esposo, el príncipe Felipe, mientras que otros hacían referencia al hijo mayor y heredero de Carlos, el príncipe William, y su esposa Kate, junto con Rishi Sunak, el primer ministro de color de Gran Bretaña.
Cinco de los ex agentes, de unos 60 años, se declararon culpables de enviar mensajes ofensivos en septiembre y fueron condenados el jueves a entre seis y 14 semanas de prisión, con suspensión de la pena durante 12 meses.
Los cinco hombres habían trabajado en varios departamentos de la policía, pero todos habían servido en el Grupo de Protección Diplomática, que en los últimos dos años ha visto a un ex miembro condenado por asesinato y violación, y a otro encarcelado por llevar a cabo 24 violaciones y otras prácticas sexuales, delitos durante dos décadas.
La Policía Metropolitana de Londres, la fuerza más grande de Gran Bretaña, se ha visto plagada de múltiples escándalos en los últimos años y una revisión independiente realizada en marzo concluyó que era institucionalmente racista, misógina y homofóbica.
Su jefe, Mark Rowley, que asumió el cargo el año pasado, ha prometido deshacerse de personas inadecuadas entre sus más de 43.000 funcionarios y personal.