Muhammad Ali, uno de los peleadores más emblemáticos en la historia del deporte, será inducido al Salón de la Fama de WWE el próximo 5 de abril.
Su figura es importante por su gran calidad en el encordado, pero también porque es un tres veces campeón mundial en la división de los pesos completos, además de ser medallista olímpico de oro.
Más allá de eso, su carisma y confianza eran puntos importantes por los que se convirtió en un hito.
Debajo del cuadrilátero, ‘The Greatest’ trascendió por su labor como activista y artista, y a pesar de su fallecimiento el 3 de junio de 2016, a los 74 años, su legado como uno de los más grandes atletas persiste, y su trabajo para modernizar y globalizar la lucha libre profesional ayudó a fusionar a la perfección el mundo del deporte y el entretenimiento.
Muhammad Ali causó furor en el mundo del entretenimiento deportivo gracias a su enfrentamiento ante el legendario Antonio Inoki: ‘La Guerra de los Mundos’.
Este enfrentamiento se disputó el 26 de junio de 1976, un combate de exhibición celebrado en el Nippon Budokan de Tokio que se disputó con reglas específicas y que terminó con empate a 15 asaltos.
El acontecimiento fue un gran éxito. Además, atrajo a innumerables aficionados de la industria. Al tiempo que se consideraba un precursor de las artes marciales mixtas modernas. Tanto Ali como Inoki se hicieron amigos después del evento, e incluso Inoki utilizó el tema musical y los eslóganes de Ali como propios.
Tras retirarse del boxeo con un récord de 56 victorias y 5 derrotas, con 37 nocauts, Ali regresó al cuadrilátero, donde actuó como árbitro invitado especial en el primer WrestleMania de 1984, durante el combate principal entre Hulk Hogan y Mr. & Mr. T y “Rowdy” Roddy Piper & “Mr. Wonderful” Paul Orndorff.