El ataque a una sala de conciertos daña la imagen dura de Putin.
Este fin de semana, Vladimir Putin se dirigió a una nación conmocionada por una masacre en un concierto de rock en las afueras de Moscú. Su imagen de líder duro se vio gravemente dañada por hombres armados que mataron a decenas de víctimas, sin control de la policía ni de la seguridad.
En su aparición en televisión, horas después del ataque que mató a 137 personas e hirió a más de 100, trató de hacerlo servir a sus objetivos políticos alegando un vínculo entre los pistoleros y Ucrania, diciendo que los agresores planeaban huir allí. No mencionó al grupo Estado Islámico, que se atribuyó la responsabilidad, ni a la negación de participación de Kiev.
Culpó a los chechenos por una serie de atentados con bombas en edificios de apartamentos en Rusia, puliendo su personalidad de macho con una famosa promesa de cazar a los terroristas: “Si los atrapamos en el retrete, los tiraremos por el inodoro”.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, desestimó las acusaciones de Moscú sobre una conexión ucraniana en el ataque del viernes, acusando a Putin de utilizar a sus propios ciudadanos como “prescindibles”.
Los críticos del Kremlin atacaron a Putin por centrar la enorme policía y los servicios de seguridad de Rusia en sofocar a opositores políticos, grupos de derechos humanos y activistas LGBTQ+, dejando al país desprotegido de las amenazas de extremistas armados.
Funcionarios estadounidenses confirmaron la reivindicación de responsabilidad por parte de la filial del Estado Islámico y también dijeron que habían compartido información a principios de este mes con Rusia sobre un ataque planeado en Moscú, añadiendo que no hubo participación ucraniana en absoluto.
Putin no mencionó al grupo Estado Islámico y en cambio dijo que los presuntos pistoleros fueron arrestados mientras intentaban escapar a Ucrania a través de una ventana que se les proporcionó con anticipación, a pesar de que, según informes, fueron capturados a unos 140 kilómetros de la frontera ucraniana.
Los sospechosos del ataque terrorista que fueron llevados al tribunal de Basmanni y fueron acusados de cargos de terrorismo, podrían ser condenados a cadena perpetua.
La Justicia rusa decretó este domingo prisión preventiva por dos meses para cuatro sospechosos de perpetrar el atentado en la popular sala de conciertos Crocus City Hall, en Moscú, Rusia, que dejó el viernes al menos 137 muertos.
Los cuatro hombres fueron imputados con cargos de terrorismo y pueden afrontar una cadena perpetua, informó la agencia TASS. Los primeros en presentarse ante el juez fueron dos varones identificados como Saidakrami Rachabalizoda y Dalerdzhon Mirzoev.
Durante la vista, Mirzoev dijo que es ciudadano de Tayikistán y que tiene tres hijos menores. El acusado, que reconoció plenamente su culpa, dijo que vivía en la región de Moscú con documentos de residencia caducados hace tres meses. A la vez, el acusado no tenía antecedentes penales, señalan los medios rusos.
Rachabalizoda, de 30 años, también admitió su culpa. El acusado está casado, tiene un hijo y no cuenta con antecedentes penales.
Los otros dos sospechosos del ataque terrorista que fueron llevados este domingo al tribunal de Basmanni de Moscú tras su detención el sábado en la región rusa de Briansk son Fariduni Shamsudin y Muhammadsobir Faizov.
Faizov, de 19 años, vestía una bata blanca y estaba acompañado por dos médicos al ser llevado a la corte desde un hospital, donde ingresó tras resultar herido durante su detención. Shamsudin dijo al juez que trabajaba en una fábrica en la región de Moscú y que tiene un hijo de ocho meses.
Mientras Faizov, que no está casado, declaró que antes trabajaba como peluquero en la ciudad de Ivánovo y actualmente estaba desempleado. Según los últimos datos, el atentado del viernes pasado, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico, dejó 137 muertos.
Mientras, el número de heridos subió este domingo de 154 a 180 personas. De acuerdo con medios rusos, algunos supervivientes del atentado tardaron más de un día en solicitar ayuda médica porque se encontraban en estado de ‘shock’.
En total, las fuerzas de seguridad rusas han detenido a 11 personas vinculadas con el atentado, cuatro de las cuales participaron personalmente en la matanza, según las autoridades.