Millones de musulmanes celebraron este miércoles el Aíd al Fitr, la fiesta que pone fin al mes sagrado de ramadán, que este año ha pasado entre luces y sombras con la guerra en la Franja de Gaza sin un alto el fuego. En el Líbano y en otros países de la región, las personas no han dejado de observar en las pantallas de televisión y los periódicos las imágenes de lo que ocurría en la frontera con Israel y en el enclave palestino, donde más de 33.000 personas han muerto por la ofensiva israelí desencadenada por el ataque del grupo islamista Hamás contra Israel, que causó unos 1.200 muertos.
Es durante el mes de Ramadán en el que las familias, amigos y vecinos se reúnen para comer, hablar, reír y jugar.
Seis meses de choques en la frontera han dejado ya alrededor de 93.000 desplazados internos del lado libanés y otros 60.000 en el Estado judío, al tiempo que se ha cobrado cerca de una veintena de vidas en Israel y más de 330 en el Líbano.
Pese a que se esperaba una tregua para el mes sagrado en la Franja de Gaza que se trasladara a la divisoria libanesa, los intentos por parte de los mediadores han sido en vano, aunque aún queda la fe de que se alcance para este Aíd.
Para Irak, que ha sufrido décadas de guerra, este 2024 ha tenido una luz especial. El país sufría cada mes sagrado ataques mortales que dejaban decenas de víctimas en atentados reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico, aunque este año no ha habido ninguno que haya sacudido la nación.
Lo que queda de semana es festivo en la gran mayoría de los países de Oriente Medio, en el que es habitual hacer donaciones, reunirse con la familia, viajar e intercambiar regalos para celebrar el final del mes sagrado.