Este domingo se celebró un funeral por 20 soldados que murieron en una base militar en el suroeste de Camboya en una enorme explosión de municiones almacenadas que también hirió a varias otras personas y dañó casas cercanas.
Aún no se tiene una explicación pública de lo que causó la explosión del sábado por la tarde en la base en la provincia de Kompong Speu, aunque no hubo sugerencias de que haya sido provocada deliberadamente.
El ministro de Defensa, Tea Seiha, en representación del primer ministro Hun Manet, presidió la ceremonia fúnebre budista, a la que asistieron familiares de las víctimas y compañeros soldados. Banderas camboyanas cubrían los ataúdes de madera.
Aldeanos comentaron que tras la explosión, se sintió como se simbró el suelo cercano a la base.
Las imágenes mostraban varios edificios muy dañados en la base, al menos uno con el techo arrancado, y soldados recibiendo tratamiento en un hospital. Otras fotografías mostraban casas cercanas con agujeros en los techos.
Cuatro edificios de la base, tres de almacenamiento y uno de trabajo, fueron destruidos y varios vehículos militares resultaron dañados, dijo el coronel Youeng Sokhon, oficial del ejército en el lugar, en un informe al jefe del ejército, general Mao Sophan.
Camboya, como muchos países de la región, ha estado sufriendo una ola de calor prolongada, y la provincia donde se produjo la explosión registró una temperatura máxima de 39 C. Si bien las altas temperaturas normalmente no pueden detonar las municiones, pueden degradar la estabilidad de los explosivos con el tiempo, con el riesgo de que una sola pequeña explosión pueda provocar un incendio y una reacción en cadena.