El programa “Abrazos, no muros” se ha convertido en una tradición anual y un símbolo de resistencia y esperanza para la comunidad migrante.
Cientos de familias separadas por las políticas migratorias en la frontera entre Estados Unidos y México se reunieron en el evento celebrado en el lecho del río Bravo entre El Paso, Texas, y Ciudad Juárez, Chihuahua.
La iniciativa permitió a las personas verse, abrazarse y compartir un breve momento, superando así por 3 minutos las barreras migratorias que usualmente impiden estos encuentros.
El evento, organizado por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR, por sus siglas en inglés) desde hace varios años busca promover la reunificación de familias migrantes, haciendo conciencia sobre las realidades que enfrentan quienes, debido a su estatus migratorio, viven separados de sus seres queridos.
Durante el encuentro, las 200 familias pudieron ingresar al cauce del río bajo la supervisión de agentes de la Patrulla Fronteriza y de las autoridades mexicanas, en un gesto de colaboración binacional para el evento.
El tiempo de contacto fue limitado, ya que las 2 mil personas que participaron en el evento solo pudieron abrazarse durante 3 minutos antes de ser escoltadas nuevamente a sus respectivos lados de la frontera.
“Abrazos no muros” se ha convertido en una tradición anual y un símbolo de resistencia y esperanza para la comunidad migrante.
Los organizadores destacaron la importancia de visibilizar las políticas migratorias que separan familias y reafirmaron su compromiso de abogar por reformas que permitan la reunificación familiar.
“Hoy, si ustedes pueden ver, hicimos un logro extraordinario. Esto estaba lleno de alambres de púas y se tuvo que abrir el alambre de púas para permitir que las familias pudiesen tener este evento; eso solo lo puede lograr una comunidad como El Paso y como Juárez”, dijo Fernando García, director de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos.
El activista señaló que en este evento participaron varios aliados y aseguró que van a seguir organizándolo en los próximos años.
La escena de madres, padres, hijos y hermanos abrazados en medio del río Bravo resonó entre los asistentes y captó la atención de activistas, medios de comunicación y defensores de derechos humanos que participaron en el evento.
Ciudad Juárez se ha convertido en un punto neurálgico para los migrantes que buscan cruzar hacia Estados Unidos, especialmente tras la reactivación de políticas que dificultan el acceso al país vecino.