En el año de la pandemia, que azotó con casi 800.000 muertes a todo el continente americano, ocurrieron hechos políticos de suma importancia que han producido un giro político que hasta hace meses no parecía muy probable.
A la inestabilidad e incertidumbre causadas por la peor pandemia en cien años, se sumó el caótico fin de la Administración Trump. El saliente mandatario estadounidense no solamente gestionó la peor y más pésima respuesta gubernamental a la pandemia en una nación desarrollada, sino que también lanzó un intento de ‘autogolpe’ para aferrarse al poder luego de perder la reelección.
El narcisismo y egoísmo patológico de Trump fue más evidente que nunca durante el 2020. Enfocado solamente en su reelección, el republicano desestimó la letalidad y gravedad del coronavirus desde el inicio. Nunca impuso ninguna medida preventiva a nivel nacional. Siempre decía que el virus desaparecería, como por arte de magia, de un día para otro, Trump se burló del uso de las mascarillas, tratándolo como una muestra de debilidad.
Las palabras y tuits de Trump en contra de las medidas sanitarias incendiaron a sus seguidores al punto de la guerra.
Como era de esperar, Trump y casi todo su entorno se infectó de covid-19, justo en la víspera de las elecciones. Y eso fue después de realizar múltiples eventos masivos sin mascarillas y en espacios cerrados. Claro, el presidente saliente recibió los mejores tratamientos y se recuperó rápidamente. Además, autorizó los mismos fármacos ultraexclusivos y costosos para su entorno, logrando su total recuperación sin mayores daños.
Con más de 330.000 decesos por el coronavirus (es decir, más de seis veces las muertes de estadounidenses que dejó toda la guerra de Vietnam), EE.UU. vivió una revuelta racial sin precedentes por su extensión geográfica y temporal, luego del asesinato del afroamericano George Floyd a manos de la policía.
Con o sin tapabocas para protegerse del covid-19, decenas de miles de personas salieron a protestar contra el racismo y la brutalidad policial en las grandes y pequeñas ciudades de Estados Unidos. La represión estatal contra los manifestantes fue igual de brutal. Los tapabocas hicieron de precarias mascarillas antigas, protegiendo a los manifestantes de las bombas lacrimógenas lanzadas por la policía a muchedumbres enfurecidas y hartas de las injusticias y el racismo sistémico.
En algunas ciudades, las manifestaciones degeneraron en episodios de verdadera violencia por grupos de vándalos, que se pusieron a saquear tiendas y quemar y destruir propiedades. Al mismo tiempo, los incendios en los centros urbanos tuvieron un triste reflejo en los devastadores incendios forestales, incontrolables en California, a causa del calentamiento global y las excesivas y dañinas emisiones de carbono que están llevando al planeta a una crisis climática sin retorno. Miles de personas perdieron sus hogares, sus terrenos destruidos y dejados en cenizas.
Debido a la pandemia, millones de ciudadanos votaron por correo por primera vez en muchos estados, para evitar el riesgo de infección. Algo de lo que Trump se valió para cuestionar el sistema electoral y advertir sobre la posibilidad de un fraude masivo si él perdiera en las urnas.
Pero no hubo evidencia de fraude en ningún estado, y tras largas noches de conteo y reconteo, y múltiples casos legales perdidos por Trump y su campaña, el candidato demócrata Joe Biden, junto a la senadora Kamala Harris, fueron declarados ganadores al sumar más de 81 millones de votos, 306 votos electorales y 51,3 por ciento del voto.
Trump sigue sin aceptar su derrota y sigue sembrando dudas sobre el proceso electoral, usando su poderosa plataforma pública para incendiar a sus seguidores y dividir aún más a una nación al borde de un estallido social. Sin embargo, todo indica que sus días en la Casa Blanca están contados
América Latina también dio un vuelco ideológico similar, al ir desde la derecha hacia fórmulas de izquierda ‘atemperadas’, en comparación con el ciclo progresista anterior de la década pasada, que fue mucho más radical. En paralelo, los gobiernos de derecha, referentes otrora sólidos, terminaron por debilitarse.
Después de un convulso 2019 en el que grandes oleadas de protestas desestabilizaron Colombia, Chile, Ecuador, Haití y Puerto Rico; un golpe militar en Bolivia sacó al líder histórico Evo Morales; y EE.UU. trató de imponer en Venezuela el interinato a distancia del opositor Juan Guaidó, el 2020 implantó un confinamiento que obligó durante el primer semestre a una retirada del espacio público y a una desmovilización general.
Más allá de la política, la situación general está condicionada por la crisis económica de todo el continente, marcada por el confinamiento como respuesta a la pandemia, que ha hecho caer la economía en -7,7 % anual en América Latina, según las cifras del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Por su parte, EE.UU. vivió la peor caída económica de su historia desde la crisis del ’29, presentando un PIB de -31 % en el segundo trimestre del año.
El año saliente, marcado por la pandemia del coronavirus, ofreció al mundo muchas lecciones importantes que deberían ser aprendidas en 2021, señaló el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus en un video, publicado en vísperas del primer aniversario del comienzo de la pandemia.
Ghebreyesus señaló que este año demostró que los gobiernos deben aumentar la inversión en la atención médica. Es necesario garantizar el acceso de todos los ciudadanos a las vacunas contra el coronavirus, así como asegurarse de que los sistemas de salud estén completamente preparados para la próxima pandemia, que es «inevitable», subrayó el jefe de la OMS.
El jefe de la organización hizo hincapié en que mientras la vacunación contra el coronavirus está en marcha, es de vital importancia seguir cumpliendo las medidas sanitarias existentes: usar mascarillas, mantener la distancia social, lavarse las manos o evitar lugares concurridos. Sostuvo que «estas medidas, simples pero efectivas, salvarán vidas y reducirán el sufrimiento que tantas personas han experimentado en 2020».
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