Por Luis Pinal Da Silva
La llegada de Joe Biden a la presidencia de los Estados Unidos implica – evidentemente – un cambio de reglas en la relación bilateral con México y, más allá de la retórica, lo que se advierte es resistencia de su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para tener encuentros y coincidencias, para tejer acuerdos que beneficien a ambas naciones.
López Obrador sintetizó las nuevas reglas mexicanas del juego en la relación bilateral horas antes de la toma de posesión de Biden, y estableció que lo que permitió a Trump, no lo será más. Es decir, la indiferencia que respondía con genuflexión; las amenazas que convertía en chascarrillos en sus conferencias mañaneras; y la falta de respeto hacia los mexicanos, que jamás tuvieron un reproche del mexicano.
Ahora, con un presidente estadounidense hecho en la política, estarán en la mesa varios temas que ligan a los dos países, como la inseguridad, el combate al narcotráfico y la migración.
López Obrador pareciera no advertir que Biden no es un megalómano como su antecesor y, sin duda, uno de los puntos en conflicto será el cambio climático, contra el que Trump y López Obrador estaban en contra, mientras que Biden, en su primer día como mandatario de la Unión Americana, regresó a Estados Unidos al acuerdo de París.
Habrá que ver lo que sucede en este renglón, donde Biden apuesta a las energías limpias y López Obrador a los residuos fósiles.
En materia de migración, lejos de la declaracionitis, López Obrador fue actor pasivo mientras que el plan de Biden busca recupera el programa que se creó durante el gobierno de Barack Obama y que Trump quería sepultar.
Evidentemente los diferendos se extenderán al acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, por el interés de López Obrador de liquidar organismos creadas por ese tratado, y violentar reglas en materia de inversión extranjera.
Y ni qué decir de la óptica de ambos mandatarios sobre la investigación de los cárteles de la droga y su protección institucional. Quizá este punto, que tiene que ver con la seguridad en ambas naciones, sea el primer tema de desencuentro.