Irán y Rusia, dos países cada vez más cercanos desde el inicio de la guerra en Ucrania, firmaron este miércoles un acuerdo para crear una ruta comercial Norte-Sur que eluda las rutas marítimas tradicionales y las sanciones internacionales.
Como muestra de la importancia concedida al acto, la firma del acuerdo en Teherán fue supervisada por los dos presidentes, el iraní Ebrahim Raisi y el ruso Vladimir Putin, presentes por videoconferencia.
Se trata de “una etapa estratégica en la cooperación” entre los dos países, declaró Raisi durante el acto.
En discusión desde hace varios años, este documento acuerda la construcción de una línea ferroviaria de 164 km en el noreste de Irán, entre la ciudad de Astara, fronteriza con Azerbaiyán, en el mar Caspio, y Rasht.
El objetivo de ambos países, sometidos a fuertes sanciones internacionales, es concretar un ambicioso proyecto de corredor Norte-Sur.
Esta red de rutas marítimas, ferroviarias y terrestres de 7.200 km permitiría que las mercancías rusas lleguen al Océano Índico sin utilizar las rutas marítimas occidentales ni el Canal de Suez.
Pretende además, según sus promotores, rediseñar los circuitos de la globalización y contrarrestar la hegemonía occidental.
El mandatario ruso predice que “los volúmenes de los flujos de carga aumentarán considerablemente”, y citó a “los productos alimentarios y agrícolas”, especialmente hacia “los países del Golfo y África”.
El objetivo es que hasta 15 millones de toneladas de mercancías rusas transiten por ferrocarril cada año de aquí a 2030, según el viceprimer ministro ruso Alexander Novak, de visita en Irán esta semana.
Teherán y Moscú han acelerado su acercamiento en los ámbitos económico, energético y militar desde el inicio de la guerra en Ucrania en febrero de 2022 y la imposición de sanciones contra Rusia por parte de los países occidentales.
Esto pese a que los dos países se encuentran a veces en competencia en ciertos mercados, como el petroquímico.