El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llegó este domingo en visita oficial a Arabia Saudita, donde sostendrá reuniones con el rey Salman bin Abdulaziz y con el príncipe heredero a la corona, Mohamed bin Salman, informó el régimen chavista.
“Maduro arriba al Aeropuerto Internacional King Abdulaziz, ubicado en Yidda, segunda ciudad más importante del Reino de Arabia Saudita, a propósito de una agenda de trabajo que apunta a reforzar las alianzas políticas, diplomáticas y energéticas”, indicó a través de Twitter.
En la misma publicación, la dictadura adjuntó un video en el que se muestra el recibimiento del mandatario venezolano, quien llegó acompañado de su esposa, la diputada Cilia Flores, así como de los ministros de Relaciones Exteriores y Comunicación, Yván Gil y Freddy Ñáñez, respectivamente.
Se trata de la tercera visita del chavista a Arabia Saudí como presidente y es, según el Ejecutivo, una “señal de la amistad que une a ambas naciones”.
A finales de 2021, Venezuela y Arabia Saudita acordaron reafirmar sus lazos de cooperación y hermandad durante una reunión en Caracas entre la entonces viceministra para Asia, Medio Oriente y Oceanía, Capaya Rodríguez, y el embajador del país asiático acreditado en el país caribeño, Saad Al Saad.
Ambos países mantienen relaciones bilaterales desde 1952 y han suscrito programas de cooperación en áreas como el petróleo.
Maduro viajó el viernes a Turquía, donde participó en la toma de posesión de Recep Tayyip Erdogan, quien acaba de comenzar su tercer período, y desde allí partió hacia Arabia Saudita. Durante su visita a Ankara el dictador venezolano sorprendió plegándose al rezo musulmán del mandatario turco en su ceremonia de asunción.
El derrotero de Maduro por le mundo comenzó el domingo pasado en Brasilia. Allí lo recibió Lula da Silva en un intento por romper el aislamiento del dictador venezolano repudiado por sus brutales atropellos a los derechos humanos.
A su regreso a Caracas, antes de volverse a embarcar hacia Turquía, Maduro celebró la cumbre de Brasilia con los presidentes regionales como “un paso certero en la dirección correcta” para un reencuentro entre los gobiernos sudamericanos.