Corea del Norte es un país que se caracteriza por las insólitas medidas y reglas que el régimen de Kim Jong-un dispone, y bajo las cuales su población se ve obligada a vivir.
Sin embargo, este miércoles las autoridades anunciaron una nueva ley que ha llamado la atención de muchos y ha alertado, a su vez, de una grave tendencia.
Kim Jong-un prohibió el suicidio en el país ya que considera que se trata de un acto de “traición al socialismo”. Es decir que, si los habitantes de Pyongyang ya de por sí vivían limitados y restringidos, ahora han perdido hasta el control para decidir si desean seguir sometidos a esa estricta represión.
La orden emitida este miércoles fue de carácter secreto y surgió de una reunión de emergencia que tuvieron los funcionarios del país en el edificio del comité provincial del partido, situado en el distrito de Pohang, en la ciudad de Chongjin.
Según comentó uno de los asistentes a la agencia local Radio Free Asia (RFA), se ordenó a los gobiernos locales que tomen medidas preventivas contra esta práctica y se aseguró que quienes fracasen en esta tarea serán castigados.
“Se hizo hincapié en que los funcionarios responsables rendirán cuentas conjuntamente porque el suicidio es un claro desafío social y una traición contra el país”, comentó bajo condición de anonimato.
Sin embargo, más allá de lo insólita que pueda resultar esta medida, lo cierto es que expone una tendencia alarmante y creciente en el país.
En el último tiempo, Corea del Norte registró un alza en la cifra de ciudadanos que se quitan la vida, que ya de por sí era alta. El Servicio Nacional de Inteligencia (NIS) de Corea del Sur informó que la tasa de suicidios aumentó un 40% respecto a 2022 y el país ya se ubica sexto en el ranking mundial en este tema.
“Hay muchos factores de malestar interno en Corea del Norte debido a las dificultades de la gente” que generan desesperanza y les quitan las ganas de vivir, explicó un portavoz de la agencia de Seúl.
Inclusive, el funcionario presente en la reunión mencionó que en el encuentro se analizaron casos específicos de suicidios y que “la mayoría de ellos habían sido causados por la pobreza extrema y el hambre”.
Mientras Kim Jong-un intenta crear una imagen de fortaleza y liderazgo militar, con sus reiterados lanzamientos de misiles, el contexto social fronteras adentro es mucho más delicado.
Desde hace años, Pyongyang se enfrenta a una escasez generalizada de alimentos que sólo se incrementa y a la cual el régimen parece no darle importancia ni esforzarse por resolver.
El NIS informó que su vecino del norte tendría una faltante de aproximadamente 800.000 toneladas de arroz este año -uno de los ingredientes principales de la cocina local-, que responde a las sequías en la zona, la sustitución de importaciones y a la reducción en la producción de alimentos.
Así, mientras el país alcanza su peor momento desde la hambruna masiva de la década de 1990, Kim Jong-un evita buscar una solución real al problema y, en cambio, prohíbe los suicidios y espera, en consecuencia, una baja en las métricas. Algo así como tapar el sol con un dedo.