Una organización de cibercrimen secuestró miles de datos de la institución castrense en los que se conoció el rol de las fuerzas armadas durante el estallido social, así como su preparación ante eventuales nueva protestas.
El 26 de mayo, el Ejército de Chile sufrió un ciberataque. Mediante un ransomware, una organización de cibercrimen conocida como Rhysida secuestró miles de datos de la institución castrense y exigió un rescate por su liberación. Entre los documentos liberados se encuentran algunos que revelan el rol y las labores del Ejército durante los días de estado de excepción durante el estallido social, así como su preparación ante eventuales nueva protestas.
Estos documentos, calificados como secretos, contienen planes de acción, estrategias para resguardar infraestructura crítica y planes de enlace para una reacción rápida y eficiente en caso de ataques a los cuarteles militares. Aunque la mayoría de la información es de naturaleza general, algunos archivos contienen puntos de vista y versiones sobre los participantes en las manifestaciones durante el estallido social chileno, informó el medio chileno Interferencia.
Un documento clave es el Plan Saturno 2, fechado el 9 de agosto de 2021 en Concepción, el cual detalla los elementos estratégicos y tácticos para enfrentar eventos similares al estallido social de 2019, que requieran la intervención de las Fuerzas Armadas para mantener el orden público, los cuales son acciones hostiles que combinan métodos y capacidades convencionales y son ejecutadas tanto por agentes estatales como por grupos u organizaciones no estatales. Estas acciones pueden incluir desinformación, ciberataques, terrorismo, sabotaje e insurgencia, entre otros.
El informe hackeado también destaca la importancia de que Carabineros, la fuerza policial de Chile, sea responsable del mantenimiento del orden público, mientras que el Ejército se enfoque en la protección de infraestructura crítica, cadenas de suministro, logística y cuarteles. Asimismo, se subraya la necesidad de brindar apoyo psicológico a los soldados, incluso mediante Primeros Auxilios Psicológicos (PAP), para enfrentar eventos críticos que puedan generar un impacto emocional y prevenir consecuencias negativas para su moral.
La revelación de estos documentos pone en evidencia los desafíos a los que se enfrenta el Ejército de Chile en cuanto a futuros estallidos sociales y amenazas híbridas.
Dentro de este archivo se señala que el estallido social fue impulsado por grupos organizados de naturaleza anarquista, los cuales habrían recibido financiamiento. Sin embargo, no se proporciona información específica sobre las identidades de estos grupos o sus líderes.
El hackeo también revela detalles pormenorizados del personal dispuesto en las fronteras, como su número de teléfono, horas trabajadas, etc. Y, claro, diagramas detallados respecto a los pasos no habilitados por donde entran y salen inmigrantes desde y hacia Perú, Bolivia y Argentina. ¿Más? Equipamiento, municiones de cada militar apostado en las fronteras, análisis del clima, incluso el flujo de personas que cruzan por pasos ilegales y por dónde operan los contrabandistas.
Otro de los documentos importantes filtrados por Rhysida tiene que ver con el manejo ante un hipotético ataque argentino a través de la provincia patagónica de Tierra del Fuego.