Las lluvias que cayeron sobre Uruguay en los últimos días de la semana pasada le dieron un respiro al gobierno de Luis Lacalle Pou, que estimaba que las reservas de agua dulce para llevarla a Montevideo y sus alrededores se agotarían en pocos días.
Mientras tanto, y a contrarreloj, el gobierno construye un embalse que permita que la planta potabilizadora de Aguas Corrientes, desde la que se envía el recurso a la población de Montevideo, reciba agua bruta de mejor calidad. La idea de las autoridades es conectar el Río San José de forma directa con la cuenca del Santa Lucía, que es el principal afluente de Aguas Corrientes.
La construcción implica colocar unos 14 kilómetros de cañería. OSE, la empresa estatal que se encarga del abastecimiento, compró 2.858 caños que llegan en envíos semanales desde Brasil para hacer la obra, según informó El Observador. Se espera que la construcción esté terminada el 26 de julio.
Los caños son fabricados en Río de Janeiro por la empresa Saint-Gobain. Miden siete metros de largo, un metro y veinte de alto y pesan tres toneladas, según informó El País. Aunque tiene previsto utilizar menos, OSE compró 20 kilómetros por unos US$ 14 millones.
La obra en el Río San José puede aumentar la cantidad de agua en 200.000 metros cúbicos diarios, algo menos de la mitad de lo que se consume en el área metropolitana del país (unos 500.000).
El presidente Lacalle Pou visitó la obra el viernes 7, pero mantuvo un perfil bajo y no avisó a la prensa.
Su mano derecha y secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, dijo que la construcción del embalse está terminada y que resta agregar algunos detalles. “Se está haciendo la obra de los caños a todo vapor y se aumentó el suministro desde Brasil”, dijo en una rueda de prensa.
Delgado informó que se espera que los niveles de Paso Severino aumenten aún más sus reservas porque ese lugar todavía no acumuló todas las lluvias de los últimos días.
OSE también procura, junto a empresas privadas, encontrar alternativas para “reforzar” el embalse de Paso Severino y tener una mezcla de agua de mejor calidad, anunció.
Esta obra generó preocupación en los vecinos de la zona, quienes temen por una posible inundación del río si las lluvias son abundantes. El alcalde de Libertad, una de las ciudades cercanas a la construcción, Matías Santos, le trasladó la preocupación a las autoridades nacionales, según contó a El Observador.
La respuesta del viceministro de Ambiente, Gerardo Amarilla, fue que si hay una inundación o si crece el río, el dique que construyen irá desapareciendo. La solución es “provisoria”, los tranquilizaron.