El ministro del Interior de Túnez, Kamel Feki, declaró este miércoles que la Guardia costera tunecina recuperó 901 cadáveres de migrantes cerca de la costa del país en el período del 1 de enero al 20 de julio, informó Reuters.
Túnez, cuyo litoral está a menos de 150 kilómetros de la isla italiana de Lampedusa, durante mucho tiempo un punto de paso preferente para los migrantes que intentan el peligroso viaje por el Mediterráneo desde el norte de África a Europa.
Mientras que, cientos de personas migrantes subsaharianas, incluidos menores y mujeres embarazadas, continúan bloqueados en la frontera entre Túnez y Libia después de que las autoridades tunecinas expulsaran a principios de julio a 1.200 de personas a esta zona de amortiguamiento, sin acceso a agua o comida.
Cerca de 150 personas levantaron un campamento improvisado en la zona de Ras Jadir, a la proximidad del mar, para poder resguardarse de los más de 40 grados centígrados de temperatura.
Otros campamentos similares se encuentran en zonas desérticas como Al Assah, a un centenar de kilómetros de la capital, donde la Guardia Fronteriza recuperó el martes cinco cuerpos de migrantes, incluido un niño de corta edad, reveló el Ministerio libio de Interior.
Una decena de organizaciones humanitarias, entre ellos Médicos del Mundo y Abogados Sin Fronteras (ASF), alertaron este miércoles del «recrudecimiento» de la discriminación y la violencia contra los migrante en el país magrebí «que les obliga a una fuga permanente y les impide hacer valer los derechos humanos inalienables».
Una semana antes, Human Rights Watch (HRW) instó a la Unión Europea (UE) a suspender su apoyo financiero destinado al control migratorio y advirtió que Túnez no es un refugio «seguro» para los migrantes y refugiados negros africanos, víctimas de graves abusos por parte de las fuerzas de seguridad.
El pasado 16 de julio, la Comisión Europea y Túnez firmaron un acuerdo para reforzar sus fronteras a cambio de importantes inversiones financieras, incluido un paquete de 105 millones de euros (116,4 millones de dólares) para rescates y «retornos voluntarios». Un modelo que aspira a exportar a otros países de la región como Marruecos y Egipto.