Rusia elude las sanciones impuestas por Occidente por la guerra en Ucrania e importa mercancías prohibidas tanto de uso civil como militar por miles de millones de dólares, la mayoría a través de China y Hong Kong, según develó una investigación del portal independiente ruso Viorstka.
“Solo durante el último medio año Rusia importó chips de compañías occidentales sujetos a sanciones por un valor superior a los 502 millones de dólares, que son utilizados para la producción de misiles y otros tipos de armas”, informó el medio, especializado en la investigación periodística.
Viorstka llegó a esta conclusión tras acceder a datos clasificados de las estadísticas aduaneras rusas y entrevistas a personas relacionadas con la logística de mercancías, y con empresarios rusos que “explicaron cómo funcionan los esquemas de suministros ilegales”.
El medio indicó que han sido importados tornos para la industria armamentista por un valor de millones de dólares, piezas de repuesto para la aviación civil, e iPhones por 389 millones de dólares.
Todos los componentes electrónicos occidentales llegan a Rusia a través de China y Hong Kong, indicó Viorstka, según la cual tres compañías hongkonesas suministraron a la parte rusa más 70 millones de componentes durante los primeros seis meses de 2023.
Rusia puede importar prácticamente de todo desde cualquier parte del mundo, desde un chip de uso civil y militar hasta un turbopropulsor para un Airbus. En los esquemas a través de terceros países participan compañías occidentales y las autoridades rusas evaden exitosamente las sanciones europeas y estadounidenses, señaló la investigación.
Durante el último medio año, por las aduanas rusas pasaron componentes de la estadounidense Analog Devices Inc por un valor de más de 98 millones de dólares, de Xilinx por más de 75 millones, de Texas Instrument por al menos 38 millones, revelaron los investigadores.
Rusia importó semiconductores de la compañía alemana Infineo, la mayor de su tipo en este país, por más de 28 millones de dólares.
El medio señaló que a territorio ruso llegaron también procesadores estadounidenses Intel y AMD, por más de 169 y 35 millones respectivamente.