El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, ha recibido fuertes críticas de activistas por forzar el cierre de las oficinas del Comité de Derechos Humanos de la ONU en el país, informa The Guardian.
Dos filiales del organismo han dejado de funcionar este verano boreal en Gulu y Moroto, mientras que la sede central en la capital, Kampala, cesó su actividad el fin de semana pasado en el contexto del rechazo del Gobierno de prolongar un acuerdo de acogida que permitiría operar a la agencia en la nación africana.
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, expresó que lamentaba el cese del Comité en Uganda, donde la organización ha trabajado durante 18 años para “la promoción y protección de los derechos humanos de todos los ugandeses”.
De acuerdo con el funcionario, la decisión fue tomada en medio de las preocupaciones del organismo sobre la seguridad y los derechos de las minorías sexuales. En mayo pasado, Museveni promulgó una ley contra la homosexualidad, que permite castigar a los infractores con decenas de años de prisión, cadena perpetua e incluso la pena de muerte.
El otro problema destacado por Türk se centra alrededor de las elecciones presidenciales del 2026, a las que se espera que se presente el actual mandatario. En el comunicado de la ONU publicado el 26 de julio se enfatiza la frecuencia de “detenciones y encarcelamientos arbitrarios de opositores políticos, periodistas, abogados y defensores de los derechos humanos, en violación de las garantías procesales fundamentales”. Asimismo, en el documento se hace hincapié en “la elevada proporción de la población reclusa en prisión preventiva”.