El presidente estadounidense, Joe Biden, firmó este miércoles una orden ejecutiva destinada a frenar el flujo de inversiones estadounidenses hacia una serie limitada de empresas chinas que la Casa Blanca teme que puedan alimentar la industria militar de Pekín.
Estados Unidos ya realiza fuertes controles comerciales con los que prohíbe la exportación a China de ciertas tecnologías sensibles. Con esta nuevo programa del gobierno de Biden, se busca evitar que además inversiones estadounidenses en exterior terminen beneficiando el poder militar chino.
La orden, que entrará en vigor a partir del próximo año, establecerá un nuevo proceso de selección que podría limitar la forma en que las empresas estadounidenses de capital riesgo y de capital privado pueden invertir en empresas chinas centradas en tecnologías avanzadas con aplicaciones militares, como la computación cuántica, la inteligencia artificial y los semiconductores de vanguardia.
Según el gobierno de Biden, este nuevo programa evitaría que las inversiones estadounidenses ayuden a acelerar la nacionalización de estas tecnologías en China, porque entienden que si eso sucede se verá afectada la seguridad nacional de EEUU.
A Washington le preocupa que los inversores de capital privado que están tomando participaciones en empresas chinas aporten conocimientos críticos que podrían ayudar a China a adelantarse a EE.UU. en tecnologías clave, según indicaron altos funcionarios de la administración Biden a los periodistas.
La norma firmada por Biden establece específicamente que se “prohíbe a los estadounidenses realizar transacciones particulares que involucren a ciertas entidades ubicadas o sujetas a la jurisdicción de un país de interés”.
Los tres sectores en los que se centraran las regulaciones sera en semiconductores y microelectrónica, tecnologías de información cuántica y por último inteligencia artificial.
A la vez, en uno de los anexos de la orden ejecutiva se identifica a China, junto con Hong Kong y la región de Macao, como país de interés.
La medida podría avivar las tensiones entre las dos mayores potencias económicas del mundo. Sin embargo, funcionarios estadounidenses, insistieron en que las prohibiciones pretendían controlar los riesgos “más graves” para la seguridad nacional.
Por su parte, las autoridades chinas reaccionaron firmemente a la orden ejecutiva: “EE.UU. politiza habitualmente las cuestiones tecnológicas y comerciales y las utiliza como instrumento y arma en nombre de la seguridad nacional”, declaró Liu Pengyu, portavoz de la Embajada china, en declaraciones a The Washington Post. “Seguiremos de cerca los acontecimientos y salvaguardaremos firmemente nuestros derechos e intereses”, añadió.
Las prohibiciones a la inversión estadounidense en tecnología china de punta no son algo nuevo. La administración del expresidente Donald Trump emitió una orden que prohibía la inversión estadounidense en unas pocas docenas de empresas chinas con presuntos vínculos con el Ejército chino. Asimismo, en el 2021, Biden amplió la orden, prohibiendo la financiación estadounidense de otras empresas, como las que venden tecnología de vigilancia.