La Torre de Pisa, una de las construcciones más admiradas y conocidas en todo el mundo, arrancó hoy las celebraciones por el 850 aniversario desde que el 9 de agosto de 1173 se colocó su primera piedra.
Considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto al conjunto de la plaza del Duomo de Pisa, la torre es un ejemplo fundamental del estilo románico, en particular del románico pisano, y todo un emblema de la ingeniería al permanecer inclinada desde el inicio de su construcción por la inestabilidad del terreno.
Para enaltecer su legado, la ciudad ha creado un logotipo del 850 aniversario que se proyectará en el Museo de la Ópera, tras una presentación en la que han replicado las siete campanas alojadas en la torre.
En la noche del miércoles tuvo lugar un concierto de piano del maestro Ramin Bahrami, quien interpretó piezas de Bach, Beethoven, Mozart y Chopin en la escalinata de la Catedral.
No será la única actividad programada con motivo de la conmemoración, pues la ciudad ha dispuesto un programa que se prolongará hasta el 9 de agosto de 2024 y que incluye una exposición que recoge las pinturas, grabados, fotografías y películas que han inmortalizado la obra a lo largo de los años: “Las muchas vidas del campanario de Pisa”.
Asimismo, también se organizarán conciertos de música sinfónica y proyecciones cinematográficas en el ciclo “Il Cinema e la torre”.
“El rescate del campanario nos permite celebrar el 850° aniversario y apreciar el esfuerzo de nuestros antepasados en la disposición de los monumentos en la plaza del Duomo”, indicó el presidente de la Ópera Primacial, entidad gestora del monumento, Andrea Maestrelli, a la prensa local.
Aunque la Torre de Pisa goza ahora de buena estabilidad, no siempre fue así. En los años 1990, las autoridades italianas tuvieron que cerrar al público el campanario e impulsaron un concurso de ideas para reforzar su estructura y evitar que colapsara, ya que la situación era crítica.
La primera intervención, que consistió en añadir contrapesos de plomo, no solucionó el problema, por lo que finalmente se optó por excavar la tierra para reducir la pendiente de la Torre y garantizar su conservación.