Los reos de varias cárceles estatales de EE.UU. denuncian que viven en condiciones insalubres y sin atención médica tras haber sido confinados en sus celdas, en ocasiones durante meses, informó este sábado The New York Times.
En la Institución Correccional de Waupun, una prisión de máxima seguridad en el estado de Wisconsin, 1.000 reclusos llevan más de cuatro meses encerrados en sus respectivas celdas después de que los funcionarios carcelarios cerraran las instalaciones y suspendieran muchos servicios y programas de asistencia.
Los presos aseguran que las paredes están manchadas de heces y sangre, mientras que los pájaros se han instalado en sus celdas dejando excrementos en las bandejas de comida y en las bolsas de hielo, proporcionadas para ayudar a soportar el calor.
Asimismo, indican que desde finales del pasado mes de marzo se les ha obligado a comer en sus celdas, no tienen acceso a papel higiénico y no se les permite recibir visitas. También afirman que el personal de la cárcel ha ignorado las solicitudes de asistencia médica y casi no se les ha permitido salir de las celdas para tomar aire fresco.
Los reclusos además denuncian que se les impidió visitar la biblioteca de leyes, por lo que no pudieron cumplir con los plazos establecidos por el tribunal y pusieron en peligro la presentación de sus apelaciones.
Según fuentes familiarizadas con la situación carcelaria, las restricciones se deberían a la grave escasez de personal. Solamente en la correccional de Waupun siguen sin cubrirse más de la mitad de las 284 plazas a tiempo completo de funcionarios y sargentos de la prisión.
Las cárceles de otros estados han negado a los reos el derecho a ducharse, hacer ejercicio y recibir atención médica, señala el medio. Los reclusos de las penitenciarías en los estados de Misisipi, Carolina del Norte y Texas también denuncian que no se les permite salir de las celdas, mientras los funcionarios carcelarios intentan solventar el problema de la falta de personal.
Por otro lado, un exlegislador y director de una asociación que representa a los trabajadores penitenciarios del estado de Oklahoma, afirmó el año pasado que la escasez de empleados había provocado un aumento de la violencia y repetidos cierres de prisiones.