Durante una entrevista con la emisora RTL, Borne recordó que el tabaco significa “75.000 muertos al año”, una cifra “enorme” y un “desafío importante de salud pública”.
El gobierno “presentará próximamente un nuevo plan nacional de lucha contra el tabaquismo, con la prohibición de los cigarrillos electrónicos desechables (…), que dan malos hábitos a los jóvenes”, explicó la dirigente.
Esos aparatos, de sabor azucarado o afrutado y con un envase de vivos colores que recuerda a las golosinas, se venden a un precio módico, de entre 8 y 12 euros (8,6 y 13 dólares) por 500 caladas. Han despertado preocupación porque resultan especialmente atractivos para los adolescentes, pese a que la venta de cigarrillos electrónicos esté prohibida para menores.
Varios países europeos como Alemania, Bélgica e Irlanda ya prohibieron los cigarrillos electrónicos de un solo uso, que llegaron a Francia a finales de 2021 y cuyas caladas pueden tener una concentración de nicotina de entre 0 y 20 mg/ml.
“Pueden decirnos que no es nicotina. Pero es un reflejo, un gesto al que los jóvenes se acostumbran. Y luego, así es como van hacia el tabaquismo, y hay que parar eso”, defendió Borne.
Además de sanitario, los cigarrillos electrónicos de usar y tirar también presentan un desafío medioambiental, pues están hechos de plástico y contienen una batería de litio no reciclable.