Unas 686 personas desaparecieron o perdieron la vida en su intento por cruzar la frontera que separa a México de los EE.UU. durante 2022, lo que convierte a esa ruta migratoria terrestre en la “más mortífera de todo el mundo”, según consta en el más reciente informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
De acuerdo con el organismo, que está adscrito a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la cifra representa “casi la mitad de las 1.457 muertes y desapariciones de migrantes” registradas en todo el continente americano el pasado año, calificado como el “más mortífero” desde 2014, cuando la OIM comenzó a registrar los datos como parte del Proyecto Migrantes Desaparecidos (MMP, por sus siglas en inglés).
Asimismo, 307 de los 686 decesos computados en la frontera entre EE.UU. y México estuvieron asociados al cruce de los desiertos de Sonora y Chihuahua, donde las condiciones climatológicas son extremas. A modo de comparación, en el mismo período perecieron en el desierto del Sáhara al menos 212 personas.
Si bien los datos recolectados por la OIM muestran una disminución de 8 % en las muertes y desapariciones en la frontera de las dos naciones, el reporte advierte que “la cifra de 2022 probablemente sea mayor de lo que sugiere la información disponible, debido a la falta de datos oficiales” por parte de los condados fronterizos de EE.UU. y las autoridades de búsqueda y rescate de México.
El ente multilateral también alerta que pese a lo elevadas que resultan las cifras regionales, la cantidad real podría ser más elevada, debido a “los crecientes riesgos que enfrentan los migrantes de toda la región”, así como a la ausencia generalizada de registros oficiales, una situación que para Michele Klein Solomon, directora regional de la OIM para América Central, del Norte y el Caribe, requiere atención urgente.
La mortalidad entre migrantes también se ha incrementado en las rutas migratorias del Caribe. En 2022 se documentaron 350 muertes –casi 44 % más que el año precedente.
La mayor parte de los migrantes que emprende camino por alguna de las muchas rutas migratorias en el continente americano, lo hace con la intención de cruzar desde México hasta EE.UU.
Empero, la combinación entre un enfoque militarizado, políticas migratorias altamente restrictivas para personas en situación de pobreza y el control territorial de los pasos por parte de grupos del crimen organizado se suma a los riesgos ambientales descritos por la OIM en su informe sobre migrantes desaparecidos en las Américas.
El número creciente de personas que, pese a los riesgos, emprenden viajes hacia EE.UU. por pasos irregulares, da cuenta del fracaso de estas estrategias de control migratorio implementadas por Washington, pues no desestimulan la migración sino que la dirigen hacia rutas más peligrosas, donde los ciudadanos pueden ser víctimas de secuestros, extorsiones, explotación sexual y otros delitos.