México tiene el potencial para convertirse en un hub internacional de fabricación de autos híbridos y eléctricos.
El principal desafío que debe superar es el de contar con la oferta de energías renovables suficiente para atraer a las grandes empresas mundiales para que inviertan y establezcan sus fábricas en México.
La transformación tecnológica, el compromiso con el medio ambiente y las metas para reducir las emisiones de carbono ubican a México frente al gran reto de transitar hacia la nueva era de la electromovilidad y de colocarse entre los países de avanzada de fabricación de vehículos sustentables.
El reto de la conversión de una buena parte de su parque vehicular de combustión interna a vehículos sustentables, y de su fabricación en México es parte del esfuerzo que el gobierno mexicano tiene que hacer para cumplir con los compromisos de la Cumbre Climática realizada en Egipto (COP 27).
México se comprometió a reducir las emisiones hasta en un 35% para 2030 y convertirse en un país neutral en carbono para 2050, al dejar de emitir aproximadamente 297 millones de toneladas de carbono en 2030.
Las acciones que tiene que realizar son muchas e implica la coordinación de los gobiernos, federal, estatales y municipales.
Pero sobre todo, necesita satisfacer la demanda que esta industria requerirá de energía proveniente de fuentes renovables.
Ese es el diagnóstico de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) que encabeza José Zozaya y que presenta en el documento Recomendaciones para una Política Nacional de Electromovilidad.
Se basa en el estudio Impacto de una Política Nacional de Electromovilidad elaborado por Frost & Sullivan.
En éste se hace un análisis profundo de la situación de la industria automotriz en México y de la incorporación de vehículos híbridos y eléctricos en el parque vehicular en el país.
Destaca que el mercado mexicano de vehículos híbridos y eléctricos se ha consolidado como el más grande de América Latina.
Se espera que el mercado crezca alrededor de 5.7% para alcanzar 1.07 millones de unidades, muy lejos aún del pico del mercado de cerca de 1.6 millones de unidades observado en 2016.
El escenario cambiaría mucho de manera positiva con la adopción de una política integral de promoción de la electromovilidad como la que plantea la AMIA.
En ese caso, la penetración de los vehículos híbridos y eléctricos puede incrementarse hasta 38.9% del total de ventas de vehículos ligeros en México en 2030.
El desarrollo de la industria automotriz en México ha llevado a alcanzar una producción de 3.3 millones de vehículos ligeros en 2022, y lo ha convertido en el séptimo productor de vehículos a nivel global, y el primero en América Latina y lo ha posicionado también como un importante proveedor del mercado internacional de vehículos, siendo el quinto exportador, con 2.9 millones de vehículos ligeros exportados en 2022.
Tales logros demuestran que México está preparado para la producción de vehículos eléctricos.
La mayor parte de las armadoras globales tienen compromisos para dejar de producir vehículos con motores de combustión interna entre 2030 y 2050, con una transformación total a tecnología de energías limpias.
Si México pretende mantener el liderazgo en la industria automotriz global, debe contar con una estrategia para satisfacer la demanda que esta industria requerirá de energía proveniente de fuentes renovables, ya que su principal interés a nivel global es ser neutrales en carbono en todo su ciclo de producción.
¿Será capaz el próximo gobierno de aprovechar la oportunidad? O ¿seguirá emitiendo decretos para importar autos chatarra? Veremos.