El Parlamento iraní aprobó este miércoles la aplicación por un periodo de prueba de tres años de una nueva ley que endurece las penas por no usar el velo islámico.
La “Ley de Apoyo a la Cultura de la Castidad y el Hiyab” fue redactada por una pequeña comisión judicial y cultural a puerta cerrada a mediados de agosto y los diputados votaron hoy a favor de que se aplique por un periodo de prueba de tres años, informó la agencia Mizan.
La moción fue aprobada con 152 votos a favor, 34 en contra y siete abstenciones del total de 201 diputados presentes.
El texto debe ser ahora ratificado por el Consejo de los Guardianes, un organismo compuesto por 12 miembros, seis juristas y seis clérigos, que revisa la legislación adoptada por el Parlamento y tiene capacidad de veto sobre las decisiones del hemiciclo.
La ley busca poner fin a la falta de uso del velo, un gesto de desobediencia civil que han adoptado numerosas iraníes a raíz de la muerte de Mahsa Amini, tras ser detenida por la Policía de la moral por no llevar bien puesto el hijab en septiembre de 2022.
Para ello establece castigos para las mujeres que aparezcan sin pañuelo en público, como multas de hasta 2.000 dólares, penas de cárcel de hasta cinco años, la confiscación de automóviles y la prohibición de conducir.
También contempla deducciones de salario, prestaciones laborales o la prohibición de acceder a servicios bancarios.
Las penas no afectan solo a las mujeres que no se cubran. Además se castigará a mujeres y niñas que muestren en espacios públicos o en las redes sociales “desnudez de alguna parte del cuerpo o lleven ropa fina o ajustada”.
Prohíbe así el uso de pantalones rotos, mangas cortas o bermudas, entre otros, y establece el despido de trabajadores que incumplan estas normas.
Expertos de la ONU han descrito la ley como “una forma de apartheid de género, ya que las autoridades parecen gobernar a través de una discriminación sistemática con la intención de someter a las mujeres y niñas”.
La ley ha sido aprobada solo cuatro días después del primer aniversario de la muerte de Amini, que se celebró en medio de enormes medidas de seguridad para evitar protestas como las que sacudieron el país el año pasado, en las que murieron 500 personas.
Muchas iraníes continúan sin usar el velo a pesar de una represión que recurre a las confiscaciones de coches, la negación de servicios públicos, el cierre de negocios, castigos como limpiar cadáveres o el despliegue en julio de patrullas que advierten a las féminas de que se cubran.