El Gobierno de facto de los Talibanes calculó este lunes en 4.500 las víctimas del terremoto entre muertos y heridos, sin certeza del total de fallecidos, que hasta el último balance superaba los 2.400, al tiempo piden ayuda para esta gran emergencia.
Durante una rueda de prensa, el portavoz del Ministerio de Gestión de Desastres del Gobierno de los talibanes, el mulá Janan Sayeq mencionó que aún es difícil señalar el número exacto de muertos y heridos, ya que hay 35 equipos trabajando, y las cifras siguen cambiando.
Durante este lunes se pridujeron tres movimientos, uno de 5,1 grados, sacudió por tercera vez el oeste de Afganistán, precedido de uno de 4,9 y otro de 4,7, en la misma región en medio de las operaciones de rescate de víctimas.
El sismo de 5,1 de magnitud y de 10 kilómetros de profundidad se reportó a 37 kilómetros al noroeste de la ciudad de Herat, situada en el oeste de Afganistán, según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, en inglés).
El epicentro del último, y más intenso, de los tres terremotos registrados hoy con solo unas horas de diferencia, tuvo lugar a unos cuantos kilómetros del distrito de Zindah Jan, también en Herat, epicentro el pasado sábado de una serie de sismos que devastaron una docena de poblados.
El país está desbordado con hospitales saturados y sin recursos suficientes para atender a las víctimas, a la espera de que las naciones y organismos internacionales respondan al llamado de la emergencia.
Hasta ahora sólo unos pocos países, entre ellos Irán, Pakistán o China, han ofrecido ayuda humanitaria, en forma de medicinas y alimentos esenciales, a pesar de que el país necesita urgentemente tecnología y equipos de rescate especializados para las operaciones.
Activistas y organizaciones sociales recogen dinero en las calles de Afganistán para ayudar a las víctimas de los terremotos, mientras las autoridades intentan ofrecer asistencia sin respaldo internacional.
Urnas en las principales ciudades como Kabul, Kandahar o Herat han sido instaladas por activistas con el objetivo de recaudar fondos para la asistencia médica e insumos necesarios para atender a los más de 2.000 heridos entre la limitada capacidad del sistema público.