Una treintena de autobuses con casi 1.600 migrantes da inicio este martes al traslado directo y coordinado del flujo migratorio entre Panamá y Costa Rica en medio de la crisis que vive el continente, una medida que busca bajar la tensión en la frontera entre ambos países tras incidentes entre los viajeros y residentes del área.
La subdirectora del Servicio Nacional de Migración de Panamá, María Isabel Saravia, afirmó que los primeros nueve autobuses, con 593 personas migrantes, cruzaron temprano esta mañana la frontera de Paso Canoas para dirigirse al Centro de Atención Temporal de Migrantes, establecido por las autoridades de Costa Rica a 17 kilómetros de la línea limítrofe dentro de su territorio.
“Hoy van avanzando un total de 30 autobuses con 1.593 personas”, precisó la funcionaria, que aclaró que el número de transportes diarios puede variar dependiendo de la cantidad de migrantes que haya en las estaciones instaladas en la provincia panameña del Darién, a donde están llegando miles de migrantes tras cruzar la peligrosa selva homónima, que es la frontera natural con Colombia y une a Centroamérica con el sur del continente.
Panamá aplica desde hace años la operación de flujo controlado, que consiste en acoger a los migrantes irregulares en unas estaciones instaladas tanto en la frontera sur (Darién) como en la norte, en Los Planes de Gualaca, cerca de Costa Rica.
En estas estaciones las autoridades de Panamá toman los datos biométricos de los migrantes, les dan asistencia de salud y alimentación y los embarcan en autobuses que los mismos viajeros deben sufragar y que, hasta ahora, los dejaban en la frontera de Paso Canoas.
Pero a partir de este lunes y con la “extensión del corredor humanitario de Estado a Estado”, como lo ha descrito Saravia, los migrantes ya no llegan a Los Planes de Gualaca sino que van directo desde Darién, “en una labor conjunta, coordinada y vigilada entre Estados”, al Centro de Atención Temporal de Migrantes en territorio costarricense, tras pagar un pasaje de 60 dólares por personas.
La presencia de los migrantes en las calles de las comunidades fronterizas, muchos de ellos durmiendo a las aceras y haciendo ventas ambulantes para recabar dinero y poder seguir su viaje, ha generado tensiones e incidentes, con intervención de la policía y extranjeros arrestados, como ocurrió semanas atrás en el lado costarricense de la frontera.
Las estadísticas facilitadas por el Servicio Nacional de Migración indican que desde enero y hasta este martes 424.661 personas cruzaron el Darién, una cifra sin precedentes, de las cuales 271.481 son nacionales de Venezuela, lo que muestra la magnitud de esta crisis continental.