Las pandillas haitianas dirigen escuelas, clínicas y fundaciones en lugar de un gobierno cada vez más ausente, aun cuando sus actividades criminales ayudan a los líderes de las pandillas a acumular fondos y permitirse casas de lujo con piscinas en el país más pobre del hemisferio.
Ésa fue una de las conclusiones de un informe exhaustivo de las Naciones Unidas publicado el miércoles.
“Las pandillas se están volviendo más fuertes, más ricas, mejor armadas y más autónomas”, según un informe de 156 páginas de un panel de expertos de la ONU. Señaló el lucrativo tráfico de armas, en gran parte desde Estados Unidos, que proporciona a los gánsteres arsenales mortales.
El panel criticó un embargo de armas “ineficaz” de la ONU y señaló que pocos países responden a las solicitudes para rastrear las armas de fuego incautadas.
Las pandillas se han consolidado y se han unido en la capital en torno a las alianzas G9 y G-Pep, mientras los combates se intensifican en tierras agrícolas clave del norte.
El informe concluyó que las pandillas frecuentemente utilizan la violación para aterrorizar y extorsionar a las víctimas, exigir dinero y controlar el suministro de alimentos. También se les culpa de llevar a cabo asesinatos indiscriminados y cientos de secuestros, exigiendo rescates de hasta 500.000 dólares para extranjeros y figuras prominentes.
Los líderes han utilizado las bases sociales para proyectar imágenes positivas. Utilizan las redes sociales para hacer alarde de estilos de vida lujosos, pero también para infundir terror con vídeos de torturas y mutilaciones, según el informe.
La policía nacional de Haití, que cuenta con fondos insuficientes, tiene “una gran falta de personal”, además de “mal equipada y mal capacitada”.
Desde abril, un movimiento de autodefensa conocido como Bwa Kale ha ejecutado a cientos de presuntos miembros de pandillas, y el informe también culpa al movimiento de cometer crímenes y transformarse en nuevas pandillas.
Las pandillas de la nación caribeña han ampliado significativamente su influencia en los últimos años, impulsando migraciones masivas y desplazamientos internos mientras hunden a millones en una hambruna severa.
La ONU ratificó recientemente el despliegue de una fuerza internacional para apoyar a la policía de Haití a pedido del gobierno, pero pocos países han comprometido personal y aún no se ha materializado.