Mientras Argentina se prepara para una elección presidencial crucial, la inflación está en 138%, las reservas netas de moneda extranjera están en números rojos, los ahorristas están abandonando el peso y se avecina una recesión.
El país acudirá a las urnas el domingo en una carrera a tres bandas entre el sorprendente favorito libertario Javier Milei, el ministro de economía peronista Sergio Massa y la conservadora Patricia Bullrich, con los votantes enojados en medio de una dura crisis del costo de vida.
Dos de los tres principales candidatos presidenciales, Milei y Bullrich, se han comprometido a deshacer rápidamente los controles de capital si son elegidos. Los analistas esperan que esto conduzca a una fuerte devaluación del tipo de cambio oficial.
Milei quiere deshacerse completamente del peso y dolarizar la economía, mientras que Bullrich dice que está a favor de un sistema dual peso-dólar.
Para Miguel Kiguel, ex subsecretario de finanzas del Ministerio de Economía, la economía argentina está en cuidados intensivos. Considera que el principal desafío es sacar a Argentina del estancamiento, pero para lograrlo hay que bajar la inflación.
El peso argentino ha estado encadenado por controles de capital desde una caída del mercado en 2019, lo que ha llevado a una variedad difícil de manejar de tipos de cambio, donde los dólares se negocian por más del doble del precio oficial de 350 pesos por dólar.
La tasa de inflación de Argentina alcanzó el 138% anual en septiembre y sigue aumentando, con precios subiendo por encima del 12% en los dos meses más recientes.
J.P. Morgan ha estimado que la inflación terminará 2023 en un 210%, mientras que una encuesta de analistas del banco central pronostica un 180%.
Fernando Morra, ex viceministro de economía del actual gobierno, dijo que el riesgo era que los precios pudieran acelerarse aún más, lo que llevaría a un ataque de hiperinflación similar al que experimentó el país en la década de 1980, cuando los precios cambiaban a diario.
En un intento por frenar la inflación, el banco central de Argentina ha elevado la tasa de interés de referencia al 133%, lo que fomenta el ahorro en pesos, pero perjudica el acceso al crédito y el crecimiento económico.
Las bajas reservas amenazan la capacidad del país para pagar las deudas con el principal acreedor, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los tenedores de bonos privados, así como para cubrir importaciones clave.
Argentina, rica en granos, gas de esquisto y litio, podría ver un impulso el próximo año a medida que mejores lluvias ayuden a la cosecha, un nuevo gasoducto reduzca la dependencia de costosas importaciones y aumente la demanda del litio necesario para las baterías de los vehículos eléctricos.