China destituyó a su ministro de Defensa este martes, siendo la segunda destitución de un alto dirigente en tres meses, lo que plantea dudas sobre la estabilidad del equipo de liderazgo en torno al presidente chino Xi Jinping.
El general Li Shangfu, que ha estado ausente de la vista pública durante dos meses, fue destituido como ministro de Defensa y consejero de Estado, según los medios estatales.
China también anunció que Qin Gang, quien fue destituido como ministro de Relaciones Exteriores en julio, fue despojado de su cargo de consejero de Estado.
Los máximos legisladores de China, el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, aprobaron la destitución de ambos hombres, sin dar ninguna explicación.
No se nombró ningún reemplazo para Li, lo que deja al país sin un ministro de defensa mientras se prepara para recibir a funcionarios de defensa extranjeros en el Foro Xiangshan de Beijing del 29 al 31 de octubre.
Li, de 65 años, fue visto en público por última vez el 29 de agosto. Reuters informó el mes pasado que estaba bajo investigación por sospecha de corrupción relacionada con la adquisición y el desarrollo de equipos.
Sólo había estado en el cargo desde marzo, cuando Xi inició su tercer mandato como jefe de Estado, que rompió precedentes. Li, que está bajo sanciones de Estados Unidos por la compra de aviones y equipos de combate a Rusia por parte de Beijing, es el ministro de Defensa de China que lleva menos tiempo en el cargo.
Qin también había cumplido menos de un año antes de desaparecer de la vista pública y ser reemplazado por su predecesor, Wang Yi. No se ha dado ninguna explicación formal, pero el Wall Street Journal citó fuentes que decían que Qin tuvo una relación extramatrimonial mientras era embajador en Estados Unidos.
Las desapariciones de Li y Qin han planteado preguntas de los diplomáticos sobre los cambios abruptos en el liderazgo de China en un momento en que el crecimiento económico del país es lento y sus relaciones con Estados Unidos se han deteriorado por una serie de cuestiones.
Tanto Li como Qin fueron considerados por los observadores de la política china como elegidos personalmente por Xi, lo que hace que su ausencia después de menos de un año en el cargo sea particularmente notable. Los dos hombres desempeñaron papeles destacados de cara al público y también sirvieron entre los cinco consejeros de estado de China, un puesto que superaba en rango al de un ministro regular.