El Vaticano ha confirmado la prohibición de que los católicos se conviertan en masones, una sociedad secreta de siglos de antigüedad que la Iglesia católica ha visto con hostilidad durante mucho tiempo y que tiene una membresía global estimada en hasta seis millones.
La membresía activa en la masonería por parte de un miembro fiel está prohibida, debido a la irreconciliabilidad entre la doctrina católica y la masonería, dijo la oficina doctrinal del Vaticano.
El departamento, conocido como Dicasterio para la Doctrina de la Fe, emitió su dictamen, fechado el 13 de noviembre y refrendado por el Papa Francisco, en respuesta a un obispo de Filipinas alarmado por el creciente número de masones en su país.
La carta sobre los masones citaba una declaración de 1983, firmada por el difunto Papa Benedicto XVI, entonces jefe de la doctrina del Vaticano, que afirmaba que los católicos en asociaciones masónicas se encuentran en un estado de pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión.
Las logias masónicas son normalmente sociedades exclusivamente masculinas, asociadas con símbolos y rituales arcanos. En ocasiones también se les ha relacionado con teorías de conspiración que alegan una influencia indebida en los asuntos mundiales.
Según la Gran Logia Unida de Inglaterra, la masonería moderna es una de las organizaciones sociales y caritativas más antiguas del mundo, arraigada en las tradiciones de los canteros medievales.
El grupo dice que tiene 180.000 miembros masculinos, con dos logias femeninas paralelas en Inglaterra que tienen otros 5.000 miembros, y estima que la membresía global de la masonería es de alrededor de seis millones.
Dentro de los grandes personajes que pertenecen a la masonería, enumera al príncipe Felipe, esposo de la difunta reina Isabel, al ex primer ministro Winston Churchill, al fallecido actor Peter Sellers, al ex entrenador de fútbol de Inglaterra Alf Ramsey y a los autores Rudyard Kipling y Arthur Conan Doyle como masones famosos del pasado.