Las autoridades afirman que la fiebre del dengue está aumentando en Mali, lo que representa una nueva amenaza para la nación de África occidental que lucha contra ataques extremistas y turbulencias políticas.
El director general de salud e higiene pública, Dr. Cheick Amadou Tidiane Traore, dijo en una entrevista el miércoles que su departamento había contabilizado 21 muertes y 600 casos de la enfermedad hasta el lunes.
El gobierno de Malí no ha hecho pública oficialmente ninguna cifra sobre la enfermedad, ni ha anunciado si ha solicitado ayuda a la OMS.
Con el país en transición política y enfrentando la amenaza de combatientes vinculados a Al Qaeda y al grupo Estado Islámico, una nueva epidemia de dengue corre el riesgo de empeorar la situación humanitaria, especialmente entre la gran población de personas desplazadas.
“El dengue también está presente en Burkina Faso y Senegal, y necesitamos concienciar al público”, afirmó Traore.
El virus suele surgir en entornos más tropicales, pero se detectó por primera vez en Malí, comparativamente árido, en 2008. Los informes sobre el virus resurgieron en 2017 y 2019. Hay pocos datos a largo plazo sobre su prevalencia.
El dengue es una infección viral transmitida por mosquitos que en su mayoría causa enfermedades similares a la gripe. En casos severos, puede causar dolor en las articulaciones, inflamación de los ganglios, sangrado y muerte. No existe un tratamiento específico, pero la Organización Mundial de la Salud ha recomendado dos vacunas para los países que sufren brotes regulares.
En agosto, el gobierno de Chad informó del primer brote de dengue en el país, con decenas de casos confirmados en la nación que, como Malí, está ubicada en la vasta región del Sahel al sur del desierto del Sahara.
En otros lugares, la OMS ha informado de casos récord de dengue este año en Bangladesh y América, que han registrado más de 300.000 casos y 4 millones de infecciones respectivamente.