Kabukicho, el barrio rojo de Tokio, es conocido por su vida nocturna y por sus numerosos establecimientos que ofrecen una amplia gama de servicios de compañía o relacionados con el sexo, en un país que prohíbe la prostitución (definida en su legislación como practicar el coito entre desconocidos a cambio de dinero).
Jóvenes en situaciones vulnerables que contraen deudas impagables y son empujadas a la prostitución: son las víctimas de los “Host Clubs”, unos negocios legales en Japón pero que están causando una alarma social creciente por sus métodos para captar clientas y explotarlas.
Los “Host Clubs” son bares donde las clientas acuden a conversar y beber con sus jóvenes anfitriones, y su equivalente para clientes masculinos, los “Hostess Clubs”. Los primeros están en el punto de mira de las autoridades por sus prácticas abusivas.
El perfil de víctima es una joven de entre 18 y 20 años, emigrada a Tokio desde otra zona del país, quien no cuenta con un círculo social cercano y que se ha quedado más aislada a raíz de la pandemia.
“El método de captación de estas chicas es un lavado de cerebro”, explica Hidemori Gen, fundador de la asociación de ayuda a afectadas Seiboren.
Atraen a las jóvenes abordándolas en plena calle y ofreciéndoles probar el club por precios muy bajos, o contactándolas a través de redes sociales o aplicaciones de citas.
Una vez en el establecimiento, las deslumbran con un ambiente de ensueño y con anfitriones que parecen “ídolos de K-Pop”, según Gen.
Tras su primera visita, las chicas reciben centenares de mensajes de los anfitriones llenos de palabras bonitas y pidiéndoles que se vuelvan a ver y en posteriores citas, los ‘hosts’ comienzan a intimar con sus clientas en la misma medida en que las facturas comienzan a acumularse.
“Para entonces algunas chicas están ya enamoradísimas y ellos hasta les hablan de casarse en el futuro”, afirma Gen.
El siguiente paso para muchas de ellas es buscarse nuevos trabajos fijos o temporales mejor remunerados para poder hacer frente a sus deudas inasumibles, situación que los propios ‘hosts’ aprovechan para sugerirles probar en lucrativos negocios relacionados con el sexo o incluso presentarles a mediadores o proxenetas.
Seiboren ha recibido más de 250 consultas desde su fundación el pasado julio, la mayoría de ellas de padres que descubren que sus hijas acumulan deudas de entre 7 y 8 millones de yenes (entre 44.600 y 51.000 euros) y han caído en la prostitución para pagarlas.
La policía de Tokio ha detenido a 116 mujeres en Kabukicho desde principios de año hasta mediados del mes pasado por violar la ley contra la prostitución. El 40 % de ellas arrastraban deudas elevadas con ‘Host Clubs’.
La situación ha explotado tras la pandemia al multiplicarse esos establecimientos en Kabukicho en sustitución de otros negocios en quiebra.
Los clubes recurren a técnicas más agresivas y adaptadas a las redes sociales aprovechando que la gente pasa más tiempo en la red por el teletrabajo o la enseñanza universitaria en línea, explica Gen.
Seiboren y otras ONG han pedido al Gobierno prohibir a los ‘Host Clubs’ la acumulación de deudas o el pago en diferido a sus clientes, medidas cuya tramitación parlamentaria se contempla para el segundo trimestre de 2024, pero que Gen considera que deberían aplicarse con más urgencia.