Pese a que los temblores y terremotos son impredecibles, los microcosmos de la CDMX continuarán presentándose, advirtió Víctor Espíndola, responsable de análisis del Servicio Sismológico Nacional del Instituto Geofísica UNAM, pues existe una red de fallas geológicas que se están acomodando en el Valle de México, algo que no es nuevo.
La Ciudad de México se encuentra en medio de lo que se conoce como la Faja Volcánica Transmexicana, por lo que cuando esta sufre acomodos, se manifiestan pequeños movimientos telúricos en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) como los ocurridos en la zona de Mixcoac el 12 y 14 de diciembre.
Y aunque cinco sismos de baja magnitud se manifestaron en el mismo punto de la ciudad, esto no significa que todos van a ocurrir ahí o que este fenómeno ya se detuvo. De acuerdo con lo señalado por el investigador “esto nunca se acaba. Esta dinámica continuará siempre”; sin embargo, la ciencia aún no puede decir cuándo o dónde.
El doctor Espíndola Castro recordó que la fuerza de la naturaleza es impredecible, pero que, dadas las características de estos últimos movimientos telúricos, se pueden manifestar ciertas consideraciones, que si bien no son 100% seguras, pueden ayudar a la ciudadanía a entender qué es lo que pasa.
Respecto a la frecuencia e intensidad de los sismos, señaló la probabilidad de que con el pasar del tiempo sean más leves. “Seguramente empiezan a bajar en números de sismos poco a poco. Puede haber uno o dos más, a lo mejor de magnitudes más pequeñas, pero eso no quiere decir que no vuelvan a ocurrir. Puede pasar mucho tiempo o poco, pero van a seguir ocurriendo”.
Explicó que los sismos ocurridos en la capital se presentan cuando las fallas geológicas están cargadas de energía por el movimiento que contienen y, cuando no resisten más, liberan toda esta energía de golpe, la cual se traduce en sismos.
En cuanto a la magnitud, refirió que la intensidad del choque de las placas es proporcional a su tamaño, pues a mayor tamaño, contienen más energía, por lo que es poco probable que los sismos de la CDMX tengan la misma intensidad de los ocurridos en la costa del Pacífico. Bajo esa lógica, apuntó que se pueden esperar temblores en la Ciudad de México con intensidades de 4.0 a 5.0 grados; asimismo, dijo que intensidades mayores son menos probables, pero no descartables.
Otra aportación del investigador fue al referirse a la localización específica de los epicentros, pues, aunque los últimos se registraron en la zona de Mixcoac, apuntó que la red de fallas geológicas localizadas en la capital están en toda la extensión de la Cuenca del Valle de México; es decir, no existe ninguna razón por la cual los sismos se deban seguir manifestando ahí.
De hecho, al observar el mapa de fallas y fracturas de la Ciudad de México, resaltan decenas de puntos a lo largo de la capital donde se pueden manifestar sismos.
Finalmente, se pronunció sobre el impacto que estos sismos podrían ocasionarle a la población y aunque reconoció que los lineamientos de construcción se han actualizado para reducir las consecuencias de los temblores en la capital, esto es tarea de los ingenieros que diseñan y evalúan los asentamientos de personas.
Estimó que probablemente, los asentamientos más nuevos construidos conforme a la reglamentación vigente, podrían soportar de mejor manera los microsismos que se han presentado. Esto quiere decir que, para tener una estimación del daño que podrían sufrir las estructuras se debe considerar la intensidad y epicentro de los temblores, así como la calidad de las obras y asentamientos.