Ante la proximidad del crudo invierno de Chicago, las autoridades locales luchan contra reloj para proveer de alojamiento a miles de migrantes, albergados precariamente, que han saturado la capacidad de respuesta de la ciudad, que afronta una crisis humanitaria sin fin.
Según cifras de un total de 23 mil personas que llegaron huyendo de la violencia y el colapso económico durante el último año, todavía quedan varios miles que viven en carpas y campamentos improvisados frente a estaciones de policía o en el aeropuerto O’Hare.
Quienes han sido atendidos viven temporalmente en 26 albergues administrados por la ciudad, que además apeló a la contratación de habitaciones en hoteles y pidió ayuda a la Arquidiócesis de Chicago para que done espacio en escuelas e iglesias abandonadas.
Pero quedó un rezago de unas dos mil personas que no consiguieron alojarse. Iban a ser ubicadas en una especie de campamento militar levantado con tiendas de campaña en el barrio Brighton Park. Sin embargo, la obra comenzó y fue suspendida a las pocas semanas al comprobarse que el terreno elegido estaba muy contaminado.
Los refugiados son en un 85 % de origen venezolano, pero también los hay procedentes de Colombia, Ecuador, Nicaragua e incluso Rusia.
La ciudad de Nueva York ha recibido a más de 150.000 migrantes desde abril del año pasado, confirmó una portavoz del alcalde Eric Adams.
La oleada, en su mayoría venezolanos (aunque en los últimos meses han llegado muchos jóvenes de África) ha sido constante, con entre 2.000 y hasta 3.000 personas arribando en una sola semana.
La ciudad tiene a su cargo en este momento a 67.600 de los migrantes, a los que dan albergue, comidas y otros servicios.
Según el alcalde, la situación ha provocado una crisis fiscal que lo llevará a gastar 12.000 millones de dólares del erario para 2025, por lo que ha ordenado recortar gastos.
En total, de acuerdo con los datos de la Alcaldía, la ciudad tiene bajo su cuidado a más de 122.500 personas, que incluye a los recién llegados y a neoyorquinos sin techo, ya que una orden de un tribunal, de hace 42 años, obliga a Nueva York a dar albergue a quien lo solicite.
Esto llevó a la ciudad a tener que alquilar hoteles como refugios, levantar carpas y ubicarlos en otros lugares. En total, según la portavoz del alcalde, a este viernes las autoridades cuentan con 214 sitios para alojar migrantes, incluidos 18 centros de ayuda humanitaria.
La crisis se agudizó desde abril de 2022, cuando el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, comenzó a enviar autobuses llenos de inmigrantes recién llegados hacia ciudades y estados considerados “santuario”, amigables con inmigrantes, y 23.000 extranjeros fueron a dar a Chicago y New York.
Otros muchos migrantes han llegado por su cuenta, lo que se atribuye a la orden de derecho al albergue del tribunal, que el alcalde ha pedido se deje sin efecto mientras continúe la crisis fiscal, lo que en estos momentos se está disputando en una corte federal.
Adams y la gobernadora del estado de Nueva York, la demócrata Kathy Hochul, han pedido ayuda económica a Biden para afrontar la crisis fiscal de la ciudad, lo que hasta el momento no ha ocurrido.