Al menos 1.259 personas que trabajan para la Iglesia Protestante de Alemania han cometido abusos sexuales en las últimas décadas y al menos 2.225 víctimas se vieron afectadas por los abusos, según un informe independiente publicado el jueves.
Las cifras se basan en el estudio de documentos y archivos de las iglesias regionales y de la organización diaconal de ayuda y bienestar social de los luteranos, conocida como Diakonie.
Sin embargo, los autores dijeron que no pudieron analizar los expedientes personales de todos los pastores y diáconos dentro de la iglesia, sino principalmente los expedientes disciplinarios. Calculan que el número real de perpetradores es mucho mayor: casi 3.500 personas han cometido abusos sexuales.
La iglesia encargó el estudio en 2020 y lo financió con 3,6 millones de euros (3,92 millones de dólares), con el objetivo de analizar estructuras dentro de la iglesia que promueven la violencia y el abuso de poder. Como organización que agrupa a 20 iglesias regionales, la EKD representa a 19,2 millones de cristianos protestantes en Alemania.
En la presentación del estudio en Hannover, el jefe del Consejo de la Iglesia Protestante en Alemania, también conocido como EKD, pidió disculpas a las víctimas “de todo corazón”.
“Como institución, también hemos sido culpables de innumerables crímenes contra innumerables personas”, afirmó la obispo de Hamburgo, Kirsten Fehrs, y añadió que estaba “profundamente conmocionada” por el panorama general presentado por el estudio.
“Desde que he estado tratando este tema, me ha conmovido sinceramente la violencia abismal que ha sido infligida a tantas personas en nuestra iglesia”, dijo Fehrs, y agregó que la iglesia aceptaría los resultados del estudio “con humildad”.
Este informe llega varios años después de que la Iglesia católica de Alemania publicara cifras asombrosas sobre los abusos sexuales cometidos por su clero.
En 2018, un informe encargado por la Iglesia concluyó que al menos 3.677 personas sufrieron abusos por parte del clero católico en Alemania entre 1946 y 2014. Más de la mitad de las víctimas tenían 13 años o menos, y casi un tercio servían como monaguillos.