El opositor ruso Alexéi Navalni, encarcelado desde hace dos años, afirmó este miércoles que sufre síntomas gripales y que se le negó el acceso a una atención médica oportuna.
Sus partidarios denunciaron una ofensiva del Kremlin para “matarlo” poco a poco.
Desde su celda, Navalni debía asistir durante el día por videoconferencia a tres audiencias relativas a denuncias contra las restricciones impuestas por la administración penitenciaria.
Se dirigió a la jueza y solicitó un aplazamiento de las tres audiencias por razones de salud, pedido que fue aceptado, confirmó a la agencia AFP su portavoz, Kira Iarmich.
Navalni, de 46 años, afirmó que tenía que llevar a cabo “una lucha encarnizada” para obtener “medicamentos básicos” y que se le había negado ser hospitalizado en la unidad médica de su prisión, situada a 200 km de Moscú.
“Tardé cuatro días en conseguir un poco más de agua caliente”, dijo, citado por su equipo, afirmando tener “fiebre y tensión alta”.
“El presidente ruso (Vladimir) Putin sigue intentando matar a Navalni, pero de manera más discreta y lenta”, denunció este miércoles su equipo de defensa.
Cerca de 500 médicos rusos firmaron una petición, publicada en Facebook, en la que pedían a Putin que proporcionara cuidados adecuados a Navalni y que pusiera fin a los “malos tratos” contra él.
El lunes, el activista anunció que el 31 de diciembre fue enviado por décima vez a una celda disciplinaria, por un período de 15 días, donde su aislamiento y sus derechos están aún más limitados, por haberse bañado antes de la hora reglamentaria.
Navalni, firme opositor de Vladimir Putin y de la ofensiva militar en Ucrania, fue detenido en Rusia en enero de 2021, a su regreso al país después de sufrir un grave envenenamiento que le atribuye al Kremlin.
En marzo fue condenado a nueve años de prisión en régimen “severo” por acusaciones de “estafa” que considera ficticias.
El pasado mes de diciembre, Navalni denunció que sufre maltratos físicos en la cárcel y reclamó poder leer su historial médico, luego de recibir inyecciones de medicamentos sin ser informado de lo que le aplicaron.
El crítico del Kremlin expuso en su cuenta de Twitter su situación, en un hilo de mensajes en los que contó los dolores que lo aquejan.
“Tengo un problema en la columna vertebral”, escribió. Según detalló, es consecuencia de haber sido encerrado los últimos tres meses en una celda de castigo, donde solo se puede estar de pie o sentado en un taburete de hierro durante 16 horas al día.
Ante los dolores que sufría, pidió una revisión médica, que solo le fue concedida después de un mes y medio de pedidos y después de amenazar con una demanda.
Posteriormente, según continúa su relato, le aplicaron una serie de inyecciones. Cuando preguntó de qué se trata, le dijeron: “Inyectamos lo que nos ha recetado el médico. Vitaminas del grupo B, por ejemplo”.
Navalni expresó su incomodidad al no tener el detalle de lo que le introducían en las venas. Además, no le hicieron caso cuando pidió que se le escriba el nombre del médico, el diagnóstico y los medicamentos recetados, pese a la queja escrita de su abogado.