El año escolar en Afganistán comenzó el miércoles, pero sin las niñas a las que los talibanes prohibieron asistir a clases más allá del sexto grado, lo que lo convierte en el único país con restricciones a la educación femenina. La agencia de la ONU para la infancia dice que más de un millón de niñas se ven afectadas por la prohibición. También estima que 5 millones no iban a la escuela antes de la toma de poder de los talibanes debido a la falta de instalaciones y otras razones.
El Ministerio de Educación de los talibanes marcó el inicio del nuevo año académico con una ceremonia a la que no se permitió asistir a las mujeres periodistas. Las invitaciones enviadas a los periodistas decían: “Debido a la falta de un lugar adecuado para las hermanas, pedimos disculpas a las reporteras”.
Durante una ceremonia, el ministro de Educación de los talibanes, Habibullah Agha, dijo que el ministerio está tratando de aumentar la calidad de la educación en ciencias religiosas y modernas tanto como sea posible. Los talibanes han estado priorizando el conocimiento islámico sobre la alfabetización y la aritmética básica con su cambio hacia madrazas o escuelas religiosas.
El ministro también pidió a los estudiantes que eviten usar ropa que contradiga los principios islámicos y afganos.
Abdul Salam Hanafi, viceprimer ministro talibán, dijo que estaban intentando ampliar la educación en todas las zonas remotas del país.
Los talibanes dijeron anteriormente que la continuación de su educación por parte de las niñas iba en contra de su estricta interpretación de la ley islámica, o Sharia, y que se necesitaban ciertas condiciones para su regreso a la escuela. Sin embargo, no lograron avances en la creación de dichas condiciones.
Cuando gobernaron Afganistán en la década de 1990, también prohibieron la educación de las niñas.
A pesar de prometer inicialmente un gobierno más moderado, el grupo también ha prohibido a las mujeres acceder a la educación superior, a espacios públicos como parques y a la mayoría de los empleos como parte de las duras medidas impuestas después de que asumieron el poder tras la retirada de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN del país en 2021.
La prohibición de la educación de las niñas sigue siendo el mayor obstáculo que enfrentan los talibanes para obtener reconocimiento como gobernantes legítimos de Afganistán.
Aunque los niños afganos tienen acceso a la educación, sus políticas educativas abusivas están perjudicando tanto a niños como a niñas, por la poca atención prestada al profundo daño infligido a la educación de los niños cuando los maestros calificados incluidas mujeres se fueron, y la inclusión de cambios regresivos en los planes de estudios, así como un aumento de los castigos corporales, han llevado a la caída de asistencia.