Un nuevo análisis geográfico de ovnis de más de 98,000 avistamientos incluidos en un nuevo estudio científico de Utah revela la concentración de objetos no identificados, principalmente en la parte occidental y noreste de los Estados Unidos.
Los avistamientos, tomados de los datos del Centro Nacional de Investigación de Ovnis, muestran un patrón que desafía la idea de que pueden ser causados por factores psicológicos o sociológicos, por lo cual los investigadores consideran fundamental que todos estos fenómenos se estudien a fondo para poder identificar amenazas para la seguridad nacional de la Unión Americana.
De acuerdo con Richard Medina, profesor asociado de Geografía en la Universidad de Utah y autor principal del estudio, “el oeste de los Estados Unidos tiene una relación histórica con los FANI” (fenómenos aéreos no identificados). Está el Área 51 en Nevada, Roswell en Nuevo México y el Rancho Skinwalker en la cuenca de Uinta, así como actividad militar del campo de pruebas de Dugway, en Utah”.
El artículo científico, publicado en la revista revisada por pares Scientific Reports de la editorial Nature, contiene un análisis detallado de los factores que contribuyen a estos avistamientos de ovnis.
El extenso análisis concluyó que la mayoría de los avistamientos fueron, de hecho, en el oeste americano y son atribuibles a la geografía física de la región, caracterizada por espacios abiertos y cielos oscuros.
El estudio identificó zonas con un bajo número de informes (puntos fríos) y un alto número de informes (puntos calientes) de forma relativa, por cada 10.000 personas por condado.
El estudio presenta claramente un patrón espacial determinado. “Si los datos fueran completamente inválidos debido a alguna causa psicológica y sociológica, entonces no habría un patrón espacial.
Sean Kirkpatrick — coautor del estudio y profesor asistente adjunto de física en la Universidad de Georgia — afirma que “el Gobierno de los Estados Unidos, el ejército, la inteligencia y las agencias civiles, necesita entender lo que hay en los dominios operativos para garantizar la seguridad de la nación y su gente”.
Según Kirkpatrick, “los ‘desconocidos’ son inaceptables en esta era de sensores omnipresentes y disponibilidad de datos. La comunidad científica tiene la responsabilidad de investigar y educar”.
Kirkpatrick fue el primer director de la AARO, la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios del Pentágono, una agencia creada en 2022 a instancias del congreso norteamericano a raíz de la filtración de múltiples informes militares sobre naves no identificadas en aire y mar.
AARO, afirma la agencia, es “un equipo de expertos liderando los esfuerzos del gobierno de los Estados Unidos para abordar los fenómenos anómalos no identificados (UAP) utilizando un marco científico riguroso y un enfoque basado en datos.”