Los sindicatos más importantes de Argentina plantearon uno de sus desafíos más feroces al gobierno libertario del presidente Javier Milei, organizando una huelga general masiva este jueves que provocó la cancelación de cientos de vuelos y la paralización de líneas clave de autobús, ferrocarril y metro.
Las principales avenidas y calles, así como las principales terminales de transporte, quedaron inquietantemente vacías. La mayoría de los profesores no podían asistir a la escuela y los padres mantenían a sus hijos en casa. Los recolectores de basura abandonaron sus trabajos, al igual que los trabajadores de la salud, excepto los que se encontraban en las salas de emergencia.
La huelga de 24 horas contra las dolorosas medidas de austeridad de Milei y su polémico impulso de desregulación paralizo a la nación de 46 millones de habitantes, mientras bancos, empresas y agencias estatales también cerraban en protesta.
La acción del jueves marcó la segunda huelga sindical a nivel nacional desde que Milei llegó al poder en diciembre pasado, recortando gastos, despidiendo a trabajadores gubernamentales y congelando todos los proyectos de obras públicas en un intento por rescatar a Argentina de su peor crisis financiera en dos décadas.
También ha devaluado la moneda local, estabilizando el peso, pero también provocando que los precios se disparen. La tasa de inflación anual de Argentina ahora se acerca al 300%, considerada la más alta del mundo, superando incluso al Líbano, asolado por la crisis.
El gobierno dijo que las interrupciones en el servicio de transporte impidió que unos 6,6 millones de personas pudieran llegar a trabajar.
Los poderosos sindicatos de Argentina, respaldados por los partidos peronistas de izquierda de Argentina que han dominado la política nacional durante décadas, han liderado el rechazo a las políticas de Milei en las calles y en los tribunales en los últimos meses.