Las Naciones Unidas suspendieron la distribución de alimentos en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, debido a la falta de suministros y a una situación de seguridad insostenible causada por la creciente operación militar de Israel. La ONU advirtió que las operaciones humanitarias en todo el territorio estaban al borde del colapso.
En las últimas dos semanas, cientos de miles de personas han huido de Rafah en un éxodo caótico, buscando refugio en nuevos campamentos de tiendas de campaña o hacinándose en zonas ya devastadas por ofensivas israelíes anteriores. Se cree que unas 400.000 personas siguen en Rafah después de que alrededor de 900.000 se apresuraron a escapar, según COGAT, la oficina militar israelí a cargo de los asuntos civiles palestinos.
La entrega de ayuda a los civiles desplazados se ha visto obstaculizada por los cruces terrestres cerrados y caóticos, así como por los problemas que plagan el nuevo muelle flotante del ejército estadounidense destinado a proporcionar una ruta marítima alternativa para la ayuda a Gaza. Durante el fin de semana, palestinos hambrientos recibieron ayuda de un convoy de vehículos de la ONU que venía del muelle, y la ONU dijo que desde entonces no había podido recibir camiones allí.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU dijo que se estaba quedando sin alimentos para el centro de Gaza, donde ahora viven cientos de miles de personas.
La advertencia se produjo mientras Israel busca contener las consecuencias internacionales de una solicitud ante el principal tribunal de crímenes de guerra del mundo de órdenes de arresto contra líderes israelíes y de Hamás. La medida obtuvo el apoyo de tres países europeos, incluido Francia, el aliado clave de Israel.
“El uso del hambre como método de guerra” fue una de las acusaciones contra el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu y el Ministro de Defensa Yoav Gallant por parte del fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, cargos que ellos y otros funcionarios israelíes niegan airadamente. El fiscal acusó a tres líderes de Hamás de crímenes de guerra por el asesinato de civiles en el ataque del grupo del 7 de octubre.
La ONU dice que alrededor de 1,1 millones de personas en Gaza –casi la mitad de la población– enfrentan niveles catastróficos de hambre y que el territorio está al borde de la hambruna. A lo largo de la guerra, Rafah se ha visto llena de escenas de niños hambrientos sosteniendo ollas y recipientes de plástico en comedores comunitarios improvisados, con muchas familias obligadas a comer únicamente una comida al día.
Durante meses, la ONU ha advertido que un ataque israelí a Rafah podría arruinar los esfuerzos por llevar alimentos, medicinas y otros suministros a los palestinos en toda Gaza.