España eliminará temporalmente el impuesto a las ventas de aceite de oliva para ayudar a los consumidores a hacer frente al aumento vertiginoso de los precios, dijo el gobierno.
España es el principal productor y exportador mundial de aceite de oliva, pero su costo para los consumidores nacionales ha aumentado dramáticamente debido a las presiones inflacionarias globales y una sequía prolongada que diezmó los suministros. Los precios también han aumentado en otros países mediterráneos.
El precio del aceite de oliva ha aumentado un 272% desde septiembre de 2020, según el Ministerio de Agricultura de España. Una botella de aceite de oliva de cinco litros puede costar más de 50 euros (53 dólares) en un supermercado español.
Los españoles utilizan aceite de oliva para cocinar y adornar sándwiches, ensaladas, verduras y otros platos. El año pasado los hogares españoles consumieron una media de 6 litros por persona, frente a los 0,4 litros de los consumidores internacionales, según el Ministerio de Agricultura. Pero el aumento de los precios ha hecho que algunos opten por aceites de cocina más baratos.
El gobierno ya había reducido el impuesto a las ventas de aceite de oliva del 10% al 5% como parte de un paquete antiinflacionario.
No se aplicará ningún impuesto sobre las ventas al aceite de oliva de julio a septiembre, cuando estará gravado al 2% hasta final de año. A partir de entonces, tributará al 4% y se considerará un alimento básico.
La ministra de Hacienda española, María Jesús Montero, dijo que la decisión refleja la importancia del aceite de oliva en la dieta mediterránea y un estilo de vida saludable.