La Corte Suprema de Estados Unidos remitió este lunes a un tribunal inferior el tema de la inmunidad penal que Donald Trump reclama como expresidente, retrasando aún más su juicio por haber presuntamente intentado alterar los resultados de las elecciones de 2020.
Pero por seis votos de los magistrados conservadores contra tres (los de los progresistas), el tribunal dictaminó que un presidente goza de cierta inmunidad procesal.
El tribunal dictaminó que los expresidentes están protegidos contra el enjuiciamiento por las acciones que toman dentro de su autoridad constitucional, a diferencia de una capacidad privada. El fallo marcó la primera vez desde la fundación de la nación en el siglo XVIII que la Suprema Corte declara que los expresidentes pueden estar protegidos de cargos criminales en cualquier instancia.
El presidente de la Corte Suprema, el conservador John Roberts, escribió en nombre de la mayoría que un presidente disfruta de “inmunidad absoluta” frente a un proceso penal por actos oficiales realizados mientras estaba en el cargo.
“No hay inmunidad para actos no oficiales”, sostiene Roberts, que envía el caso nuevamente a un tribunal inferior para determinar cuál de los cargos a los que se enfrenta el expresidente involucra una conducta oficial.
Los tres magistrados progresistas discreparon.
El juicio de Trump por este caso debería haber comenzado el 4 de marzo, mucho antes de su revancha electoral en noviembre con el presidente Joe Biden, pero la Corte Suprema, dominada por conservadores, incluidos los tres nombrados por el republicano durante su mandato, ganaron En febrero examinará su argumento de que merece inmunidad presidencial, dejando el caso en suspenso.
Trump calificó de “gran victoria” el dictamen de la corte.
Gran victoria para nuestra constitución y democracia. ¡Orgulloso de ser estadounidense!”, escribió Trump en mayúsculas en su plataforma Truth Social.
Por el contrario, el equipo de la campaña electoral de Biden criticó duramente al republicano diciendo que “piensa que está por encima de la ley y está dispuesto a hacer cualquier cosa para ganar y conservar el poder”.
Blanco de cuatro inculpaciones penales, Trump hace todo lo posible para retrasar los juicios hasta después de las elecciones presidenciales.
En mayo fue declarado culpable por un tribunal de Nueva York por “falsificación contable agravada para ocultar” los pagos hechos a una exactriz porno para que guardara silencio sobre una relación extramatrimonial que ella asegura haber mantenido con él en 2006, de modo que no le perjudicará en los cómics de 2016.
Pero esta primera condena penal, sin precedentes para un expresidente de Estados Unidos, es la menos grave políticamente de las cuatro y posiblemente sea la única antes de las elecciones.
A fuerza de recursos, los abogados de Donald Trump han conseguido aplazar los otros juicios, a nivel federal por retención de documentos clasificados tras su salida de la Casa Blanca, y en los tribunales del estado clave de Georgia (sureste) por presunta injerencia electoral en 2020.
Si gana las elecciones, Trump podría -una vez que preste juramento en enero de 2025- ordenar la paralización de los procesos federales abiertos contra él.