A un mes del accidente que dejó una joven muerta y cientos de heridos, al que le sucedieron varios incidentes, la inseguridad que afrontan los 5 millones de usuarios diarios del metro de Ciudad de México ha crecido bajo la sombra de presuntos actos de sabotaje pese al despliegue de la Guardia Nacional.
Las fallas empezaron el 7 de enero, cuando el choque de dos convoyes de un tren de la línea 3 dejó una joven de 18 años muerta y 106 heridos, y no ha cesado desde entonces: vagones que se separan, trenes invadidos por el humo, estaciones evacuadas y constantes cortes de servicio.
Sea por los actos de sabotaje que alegan desde la jefatura de Gobierno de la capital y la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la ciudad, o más bien por la falta de inversión y mantenimiento que achacan desde la oposición y los sindicatos, la percepción del riesgo al desplazarse en el subterráneo ha aumentado.
Para algunos de los pasajeros consultados en la céntrica estación de la Glorieta de los Insurgentes, las comunes aglomeraciones o los retrasos han dejado de ser su principal preocupación.
Bernardo Navarro, coordinador del Observatorio de Transporte y Movilidad Metropolitana de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), resaltó en entrevista que, según datos que ha recabado a lo largo de los últimos 30 años, el metro es con diferencia el medio de transporte más seguro.
La polémica permeó rápidamente en el plano político y judicial, donde confrontan dos teorías: unos ven actos de sabotaje de grupos criminales, y otros denuncian insuficiente inversión y mantenimiento.
Tras el accidente del 7 de enero, la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, solicitó el despliegue de 6.000 efectivos de la militarizada Guardia Nacional para evitar lo que consideró “hechos fuera de lo normal”.
Por el contrario, algunos alertan del deterioro del metro en los últimos años, aunque Sheinbaum aseguró que la inversión ha crecido desde el inicio de su gestión hace cuatro años.
El Sistema de Transporte Colectivo (STC) y la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital anunciaron la pasada semana que durante 2022 se robaron 14 kilómetros de cable del subterráneo, por lo que detuvieron a miembros de organizaciones criminales.