Ishiba reemplazó a Fumio Kishida con la misión primordial de apaciguar rápidamente la ira pública por la mala conducta financiera en el Partido Liberal Democrático y recuperar el apoyo antes de las elecciones parlamentarias del 27 de octubre.
“Conseguiré una política que no sea para los políticos, sino para el pueblo”, dijo Ishiba, comprometiéndose a dar explicaciones sinceras y garantizar que los legisladores cumplan las reglas.
Estableció cinco pilares políticos que defender, incluyendo la seguridad, la economía y la resiliencia ante desastres.
Ishiba dijo que reforzará la capacidad militar de Japón para defenderse de las amenazas de China, Rusia y Corea del Norte en el marco de la alianza de seguridad Japón-Estados Unidos.
No mencionó dos objetivos que defendió antes de asumir el cargo, hacer más equitativa la alianza de seguridad entre Japón y Estados Unidos y establecer un sistema de defensa colectiva similar a la OTAN en Asia, aparentemente para evitar controversias antes de las elecciones que el PDL debe ganar.
Omitir esos objetivos también lo salva de posiblemente irritar a Washington, pero puede decepcionar a quienes lo vieron dispuesto a hablar incluso cuando corría el riesgo de estar en desacuerdo con su propio partido.
Ishiba señaló las violaciones del espacio aéreo japonés el mes pasado por aviones de guerra chinos y rusos y el avance de la tecnología y las pruebas de misiles de Corea del Norte como ejemplos del empeoramiento del entorno de seguridad que enfrenta Japón y enfatizó la necesidad de un mayor fortalecimiento del ejército japonés.
Dijo que promoverá una relación estratégica y mutuamente beneficiosa con China y aumentará la comunicación en todos los niveles para construir vínculos estables y constructivos. También dijo que fortalecerá y expandirá aún más los vínculos de Japón con Corea del Sur y la cooperación trilateral que Japón tiene con ella y con Estados Unidos.
El primer ministro japonés calificó la alianza de seguridad entre Japón y Estados Unidos como una piedra angular de la diplomacia y la seguridad japonesas, así como la base de la paz y la prosperidad en la región del Indo-Pacífico y la sociedad internacional.
Los primeros índices de apoyo público a Ishiba como primer ministro fueron de alrededor del 50% o incluso menos, los niveles más bajos para un nuevo líder, según los medios japoneses.
Los líderes de la oposición lo han criticado por apresurarse a celebrar elecciones después de solo agregar una nueva cara y una imagen fresca al partido sin ningún resultado concreto. Planea disolver el parlamento el próximo miércoles para realizar elecciones el 27 de octubre, lo que permitirá solo unos pocos días de debate sobre sus políticas.
En cuanto a la economía, Ishiba dijo en su discurso que quiere que los trabajadores tengan aumentos salariales sostenibles que superen la inflación, y promoverá la inversión para crear “un círculo virtuoso de crecimiento y distribución”. Prometió apoyo económico para los hogares de bajos ingresos y medidas para la revitalización regional y la resiliencia ante desastres.