Los líderes de Hungría, Serbia y Eslovaquia propusieron establecer instalaciones para albergar a solicitantes de asilo fuera del territorio de la Unión Europea, una solución que, según dijeron, ayudaría a frenar la inmigración ilegal que, según creen, representa una amenaza existencial para el bloque.
Tras una reunión en Komarno, Eslovaquia, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, y el primer ministro eslovaco, Robert Fico, esbozaron una política migratoria más estricta que les gustaría que adoptara la UE, incluidas medidas de deportación más efectivas y una mayor financiación para los países miembros en las fronteras externas del bloque.
Un pacto migratorio largamente esperado adoptado por la UE en mayo no es una solución, sino el problema en sí” dijo Orbán, quien ha sido durante mucho tiempo uno de los opositores más ardientes de la inmigración en el bloque de 27 miembros.
Propuso establecer “puntos calientes” financiados y operados por la UE en el norte de África y otros lugares para retener a los solicitantes de asilo hasta que se aprueben sus solicitudes de protección internacional.
Cada uno de los tres líderes se ha manifestado abiertamente contra la inmigración, pero Orbán la ha convertido en un pilar central de su gobierno populista de derecha durante casi una década. En 2022 provocó indignación cuando dijo a una multitud de fieles del partido que Hungría no quería convertirse en una “raza mixta”, y opinó que “no hay suficientes europeos cristianos, blancos y tradicionales en Europa”.
Fico, aliado de Orbán, propuso que la Unión Europea erija barreras físicas en sus fronteras exteriores, algo que Hungría hizo unilateralmente en 2015 después de que cientos de miles de personas, en su mayoría huyendo de la guerra y la inestabilidad en Siria e Irak, ingresaran a la UE en cuestión de meses.
Fico también criticó las recientes reformas migratorias de la UE, diciendo que el bloque necesita aprobar “un nuevo pacto migratorio que tenga en cuenta lo que las leyes aún no han permitido”, como las deportaciones.
En una declaración conjunta adoptada durante su reunión, los tres líderes acordaron que la migración ilegal es un problema grave, alimentado por la inestabilidad geopolítica, los crecientes conflictos y las desigualdades sociales en el vecindario inmediato de Europa.
Sin embargo, según Frontex, la agencia fronteriza de la UE, el número de cruces fronterizos irregulares hacia el bloque cayó un 42% en los primeros nueve meses de 2024, y un 79% a lo largo de la ruta de los Balcanes Occidentales, que incluye a Serbia y Hungría.