La tala de árboles comenzó en el distrito de parques Jingu Gaien, en el centro de Tokio, un punto de conflicto durante más de un año entre ambientalistas e intereses inmobiliarios.
Los promotores inmobiliarios encabezados por la empresa inmobiliaria Mitsui Fudosan tienen un plan multimillonario de 10 años para construir tres rascacielos en el codiciado terreno y demoler un estadio de béisbol histórico, reemplazándolo por un nuevo estadio.
Un pequeño grupo de manifestantes se reunió para oponerse a la destrucción de árboles en una ciudad que carece de espacios verdes y está viendo muchos parques entregados a intereses comerciales.
El plan cuenta con el respaldo de la gobernadora de Tokio, Yuiko Koike, quien alguna vez fue ministra de medio ambiente de Japón.