Familia, amigos, cercanos y fans le dieron el último adiós a Fernando Valenzuela, el histórico ex beisbolista de Los Ángeles Dodgers que murió el pasado 22 de octubre. Desde la iglesia Cathedral of Our Lady of the Angels, en Los Ángeles, realizaron una transmisión en vivo para que todos los seguidores del Toro pudieran despedir al mexicano.
El evento fue con acceso limitado únicamente para personas que fueron cercanas al Toro Valenzuela durante su vida, reporteros de la prensa y demás público se congregó en los alrededores de la iglesia donde llegó la corte fúnebre con los restos del ex pitcher, los hijos de Fernando Valenzuela acompañaron a su padre en su ingreso a la iglesia.
Fue escoltado por su familia, el féretro del Toro estaba adornado con ramos de rosas blancas, además, corona de flores decoraron la entrada de la iglesia y el vestíbulo principal donde reposaron los restos del Toro Valenzuela. Algunos de los asistentes portaron la casaca de los Dodgers con el histórico número 34 y el nombre de Valenzuela.
Con música de mariachi se encargó de amenizar la misa religiosa católica, la ceremonia fue oficializada en inglés, pero, algunos mensajes fueron en español.
Cercanos al Toro pasaron al estrado para dar un mensaje de despedida. Entre ellos sobresalió la presencia de Mike Scioscia, ex cátcher de los Dodgers durante la temporada 1980 – 1992; compartió algunas de las memorias que vivió con el Toro dentro del diamante de Los Ángeles.
“Fui compañero de Fernando, y es un honor para mí el poder decir unas palabras para alguien que fuera muy especial. Realmente fue algo extraordinario el poder ser testigo de lo que hizo siendo tan joven”, compartió.
El momento más emotivo fue cuando Fernando Valenzuela Jr. subió al estrado para dedicar unas palabras para su padre, con un llanto contenido recordó cómo es que los Dodgers decidieron retirar el número 34 para convertirlo en el legado de la Fernandomanía.
“El número 34 no solo es un símbolo para nosotros, para Los Ángeles, para Dodgers… Recuerdo que le decía a mi papá ‘¿Oye, nadie va a usar tu número 34 nunca más?’ y me decía que lo pedían y decía: ‘No, ese no, ese no se puede dar, no se puede dar porque es un número sagrado aquí en Los Ángeles”.
El primogénito del Toro confesó que fue muy cercano con su padre toda su vida, en especial en los últimos días de la leyenda de la lomita. Por ello enalteció el amor que le tuvo al beisbol, pues reconoció que su afición siempre lo siguió y lo amó por todo lo que construyó en Dodgers.