Sigue creciendo la paranoia de los mexicanos en Estados Unidos, ante el triunfo de Trump: “Hay miedo de salir a la calle y ser deportado”.
Los migrantes y sus familias que viven al otro lado de la frontera se preparan para una política de migración mucho más dura con kits de documentos por si los detienen y planes de ahorro para compensar la posible pérdida de remesas
La victoria de Donald Trump en las urnas, para llegar a la presidencia del país del norte, estuvo marcada por un discurso agresivo antiinmigración que ha generado el júbilo entre sus seguidores, pero un terror visceral en gran parte de los migrantes que residen en Estados Unidos de forma ilegal.
Ya en 2022 había casi 11 millones de personas en situación irregular en el país, de los cuales 4,8 millones eran nacidos en México, esto son datos que dio el último informe del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense.
Ahora con una promesa para una deportación masiva, que sería la más grande de la historia, se han comenzado a sacudir las bases de la comunidad mexicana que vive con paranoia y se prepara en caso de que la nueva política de migración llame a sus puertas.
Muchas organizaciones han brindado asesoría a muchos para que vayan aumentando sus ahorros, buscando alternativas e incluso preparando kits con sus documentos y poderes notariales por si les detienen de improvisto y sin posibilidad de comunicarse con nadie antes de ser regresados a México.
Otros, con muchos años del otro lado de la frontera viviendo con lo básico y eludiendo a las autoridades, se refugian en el pensamiento de que podrán esquivar este obstáculo también.
Entre los miles de mexicanos se puede sentir mucha incertidumbre, preocupación y una ola de terror emocional. Esto se respira en las calles, así es como lo percibe Teresa Vivar, directora de la asociación Lazos América Unida, que ofrece apoyo a la comunidad de migrantes en Nueva Jersey.
Las órdenes de deportaciones de ciudadanos mexicanos no han hecho más que subir en los últimos meses, y la promesa electoral de Trump amenaza con catapultar ese número.
“Los niños no quieren ir a la escuela, hay miedo de salir a la calle y ser deportado”, explica Vivar, que trabaja respondiendo decenas de llamadas al día con preguntas sobre el futuro en Estados Unidos si eres residente sin papeles.
La esperanza de que la deportación no llamará a sus puertas la comparten los que llevan más años en la sombra escapando de las autoridades. Para muchas mujeres migrantes, trabajar en tareas de limpieza es una salida al residir de forma ilegal.
Muchos mexicanos envían dinero a las familias que les queda en México. La mayoría está en comunidades rurales que dependen de ese ingreso en su día a día.
Economistas, académicos y expertos han advertido de que la deportación masiva que promete Trump tendría consecuencias devastadoras para la economía estadounidense, pero el golpe se sentiría con más fuerza en las familias mexicanas que reciben remesas.
Pero ahora, esta pesadilla se cierne sobre México, quien ahora también hay planes para una posible deportación en masa.
Isabel Hernández de la Cruz, directora general de la Asociación Mexicana de Unión de Crédito del Sector Social, explica que la mayoría de migrantes son de comunidades pobres donde ese dinero ayuda a la supervivencia.
“Si el flujo se acaba, se profundiza la pobreza”, enfatiza y habla de un escenario para las familias sin fondos suficientes para comer con seguridad, para pagar material escolar o medicamentos. Mucho menos, podrán construir patrimonio o invertir en un negocio.
Tanto Teresa Vivar como Isabel Hernández de la Cruz señalan una responsabilidad del Gobierno de México a la hora de elaborar un plan de contingencia en caso de que empiecen a llegar deportados a la frontera.
Piden apoyos en el transporte, programas de reinserción en sus comunidades, un sistema de bancarización de sus ahorros para que puedan mandarlos de inmediato si pierden el acceso a sus cuentas y oficinas de apoyo al migrante.