China inaugura el III Foro de sus Nuevas Rutas de la Seda con la intención de seducir a lo que denomina el Sur Global con promesas multimillonarias de inversiones que, sin embargo, también han recibido fuertes críticas por el riesgo de endeudamiento que conllevan.
En su discurso de inauguración del foro, Xi Jinping declaró que el alcance de la iniciativa de la Franja y la Ruta “se expande por el continente eurasiático, por África y América Latina”, y agregó que más de 150 países y más de 30 organizaciones internacionales suscribieron documentos en el contexto de la iniciativa.
Indicó que se desarrollan más de 20 plataformas de cooperación internacional, haciendo hincapié en que se están elaborando proyectos con componentes institucionales que buscan el bienestar de los pueblos”.
De acuerdo con sus palabras, a lo largo de los 10 años de existencia del proyecto, se logró formar una red de cooperación que contiene corredores de transporte, intercambio de información, redes de ferrocarriles y redes marítimas de tuberías.
Pekín llega a la cita con la economía ralentizada y sus relaciones con Occidente estancadas, pero con la aspiración de mostrar su ascendente influencia en plena competencia estratégica con Washington.
El proyecto nunca ha sido recibido con entusiasmo entre los países desarrollados: Italia, el único país del G7 que se unió, en 2018, ha expresado este año su intención de abandonarlo tras asegurar que su comercio con China no había mejorado.
Aunque China aún busca preservar el diálogo y el comercio con Occidente, sus esfuerzos se dirigen a los países en desarrollo, con quienes, en palabras del vicepresidente, Han Zheng, respiramos el mismo aliento y compartimos el mismo futuro.
La alternativa china trata, oficialmente, de levantar un mundo multipolar mediante la construcción de puertos, ferrocarriles o aeropuertos entre Asia, Europa y África, con más de 3.000 proyectos de cooperación y una inversión de casi un billón de dólares que, según los críticos, también ha generado enormes cantidades de deuda y, en algunos casos, el resentimiento de poblaciones locales.
El foro llega en un momento de dificultades económicas de China lo que podría limitar su capacidad de financiar proyectos en los países sobre los que busca influencia.
Mientras, organismos y medios oficiales chinos machacan estos días con la idea de que las Rutas han “ayudado a resolver los desafíos del desarrollo global” y “abierto un nuevo camino para la modernización en todo el mundo” con sus proyectos de infraestructura o la reconfiguración de las cadenas de producción.